UN BUEN REGALO PARA ESTAS NAVIDADES . 10 E
Y estoy convencido también de que, si te gusta escribir, aunque sea sin
mayores pretensiones, mis HISTORIAS DE
UN BOBO CON ÍNFULAS te servirán de inspiración y te aportarán ideas,
modelos, motivos, recursos y maneras
concretas para que también tú –o a quien
pudieras regalarle mi obra- te atrevas a emprender la aventura de escribir
un libro.
Que Sánchez iba a tirarse
navaja en mano a la yugular de Rajoy,
tras los datos últimos del CIS, era, más que previsible, elemental. Que le iba,
de la peor manera posible, a arrojar los sonrojantes sms presidenciales a Bárcenas
era de cajón de madera pesoísta.
Es posible, vale, que sorprendiera un
poco el maleducado makarrismo-populismo
de Sánchez, que con la anuencia del
moderador (¿?) apenas dejaba a Rajoy,
más torpón y descentrado en el regate corto de lo habitual, enhebrar la réplica.
Pero se sabe de sobra también que los prebostes socialistas en campaña
se lanzan de bruces a la más extrema crispación,
crispación, crispación, recuérdense sólo los aúlicos susurros gabilondos y
los míticos pasotes de Míster Guerra.
Con el vértigo próximo a la histeria que a los socialistas, no digamos a su
Líder de hogaño, recorre ante el fantasma de -¡vaya por Marx!- otro Pablo Iglesias, eran esperables esas bad manners. Y se vio, sin embargo, a Rajoy por momentos desbordado,
dubitativo y sin una movilizadora respuesta preparada. ¿Para qué tantos y tan
bien pagados asesores entonces? ¿Ni
siquiera han visto los más básicos videos que sobre debates electorales las
teles han espolvoreado estos días?
Qué hubiera costado ante la avalancha insultona del borroka Sánchez conservar
la calma y por ejemplo espetarle algo parecido a lo que con tono pausado Sarkozy devolvió a Segoléne Royal ante la furia agresiva de ésta: “Veo que pierde los nervios fácilmente. Para ser Presidente hay que
conservar la calma… ¿Por qué cuando alguien no piensa como usted lo trata con
sarcasmo y desprecio? Así neutralizó esas bravatas. Como cuando Giscard le respondió a Miterrand, “ustedes no tienen el monopolio del corazón, ¿sabe?”. O
simplemente, sin irnos tan lejos, con frío autocontrol replicarle, qué talante, señor Sánchez, qué talante, sin
acritud, por favor, sin acritud, removiéndole de paso los demonios
familiares.
¡El dato crucial de los 1500
empleos que diariamente se perdían al final del zetapeísmo y los mismos 1500 empleos
que cada día hoy se crean, debió ser setenta veces siete nítidamente
enarbolado! En fin, una vez más resultan verdaderamente desesperantes la
impericia y el desprecio con el que los líderes de la derecha española abordan
las pautas elementales de la comunicación política en las sociedades modernas,
más decisivas que la propia gestión de los asuntos del gobierno, que si no se
sabe vender, vale nada.
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