Ayer murió Sam Shepard, a los 73, actor, director, dramaturgo, músico y
escritor, esto todo y más, y los irreductibles admiradores de “París,
Texas” (1984), esa devastadora historia de amor y desolación de la que
fue co-guionista, sobre todo basada en sus muy meritorias “Crónicas de motel”
(1982), hemos de rendirle tributo, creo, la gratitud debida a uno de esos
creadores que acertaron a dejarnos al alcance alimentos para el espíritu
incomparables.
Reflejó allí como nadie Shepard
el amor de pareja, puro primero y egoísta después, la soledad y el lacerante
abismo de autodestrucción a que esa catástrofe emocional y física a los dos arroja,
y cómo sólo la penosísima toma de conciencia del mismo (de ese infierno de
celos e inseguridad, pues él es mayor y escuálido, y ella joven y guapa) y de
sí mismo hacen posible la propia redención, y que pueda así ella, gracias a él,
recuperar al hijo de ambos, por más que esa misma lucidez revele la
imposibilidad ya de aquel mutuo amor. En fin, esa trabajada y logradísima
secuencia del peep-show entre la pareja reencontrada, en la que le va
desgranando él en forma de relato la común historia, y cómo ella entonces, que
no puede verle, que sólo escucha a través del teléfono a quien piensa es un
cliente más, va poco a poco adivinándole, reconociéndole, conserva intacta su
atronadora potencia expresiva, sin duda para mí, entre las mejores de la
Historia del Cine. Por eso te digo que siempre nos quedará París-Texas, Sam.
“VEINTE RELATOS DE AMOR Y UNA POESÍA INESPERADA”. 12
euros, envío incluido. 165 pgs de SENTIMIENTOS,
HUMOR Y AVENTURAS acerca de la condición humana enamorada… y desenamorada,
en muchas de sus vertientes, cimas y simas, con la emocionante recreación de
las más perturbadoras encrucijadas a que nos arrojan los sentimientos
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