Ángel Llácer, el exitoso profe de OT, va y, como en renovada crónica marciana, le cuenta a Javier Sardá, ahí es ná, en TVE Cataluña que, verás tú, "fui a una boda de un chico y una chica, que se casaban por la Iglesia. Pues yo mantuve relaciones sexuales con el novio en el lavabo. El día de su boda. La cosa no iba conmigo. Si yo estaba ahí y me están buscando, pues me encuentran. Yo escuchaba que le llamaban y pensaba: 'madre mía, como nos encuentren…". Ooooh, vamos, don Ángel, pero qué encuentro, qué momento, cuán entrañable yacimiento. Qué novio… y qué invitado. Vamos, que por todo lo alto triunfó el célebre coach de OT… y por todo lo bajo. Y cómo lo cuenta, además, como un western X, como si bajeza de Fama actual obligara, que si en plena boda por la Iglesia, que la cosa no iba con él, pero ojito, que si a él le buscan, lo encuentran. Y qué ejemplo, qué epatante, qué enseñanza del hoy cantante. Pero quién se va a creer eso, Don Ángel, quién. Bueno, y qué más da, si lo que importa es el candelabro. Sí nos sirve la gansa revelación como una prueba más del seguro elixir que otorga ahora la Celebridad: los registros bajunos de lo semiporno, el Reinado de la Mugre, el homo gañanis. Porque, no te la pierdas, hay medios que reflejan el cuentito de Llácer como “una divertida anécdota”, como lo lees.
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