Es verdad, leches, los ciudadanos deberíamos negarnos y plantarnos ante esas centralitas automáticas de las Grandes Compañías e Instituciones a las que por teléfono acudes con una preocupación de verdad urgente y a través de esas horribles máquinas, por mucha musiquita malaya que las pongan, a las que interminablemente te arrojan, así te despachan, torturan y humillan.
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