Sí, por aquellos años de la Facul éramos jóvenes, melenudos –te juro por la lucha de clases, lector, que lo fui- con las crenchas al vent de la dehesa de la Condesa y bastante ignorantes, como corresponde a todo buen adolescente que se precie. La ignorancia se suple con unos kilos de fanatismo y hale, a jugar, y a arreglar el Universo y más allá. Pero al menos la Cultura conservaba entonces una consideración en sí, la que merece todo fruto logrado de la imaginación que enaltece a quien lo toma -qué curioso que la mayoría de nuestros padres sin haber podido tener ellos estudios, con todo lo que dicen que de castrador tenía el franquismo, se ocuparon casi por recto instinto de transmitirnos el afán por aprender, mientras que nosotros, listísmos todos y en superdemocracia, somos incapaces, desdibujado el rol de padre, de incitar en nuestros vástagos ese esfuerzo por conocer-, valor que hoy por completo se ha esfumado, reduciéndose la mayoría de las consideraciones a los millones de ejemplares que vende no sé que Ken, o a cómo les roba hasta el sueño a nuestros mejores escritores el conseguir tal Premio.
Yo estudiaba Periodismo entonces. Fumábamos como viciosos chusqueros prusianos –por no cargarles todos los muertos a los pobres cosacos- y los no fumadores ni chistaban entonces –acaso es que de forma inadvertida iban palmando tras nuestros humos- y unos y otros leíamos mucho -devorábamos sus libros casi como cigarrillos- a Hermann Hesse y a Heinrich Böll, que sé que a muchos –no a ti, dilecto lector- sonarán hoy a nada. También se leía al Orwell del Big Brother, y a todos se nos ponía el alma en un brete al entrever semejante control totalitario sobre los ciudadanos. Y por los pasillos de la Facul, cuando farfullábamos sobre el género de la entrevista, la mayoría, haciéndonos eco de lo que decían los profes, rendíamos pleitesía y reconocimiento a Mercedes Milá, que portaba además el noble título de condesa de algo. No era esto último lo importante: trabajaba ella con Luis del Olmo, con García Tola, con Marsillach, con, ay, Iñaki Gabilondo. Sabía preguntar, era incisiva, sabía escuchar también, tenía mordiente, ponía contra las cuerdas al entrevistado, buscaba el meollo de los asuntos más relevantes. Sí, era adorablemente progre, y como tal, ponderaba libros, películas, teatros, lanzaba pestes del amarillismo (del sensacionalismo, de la explotación del morbo, de la remoción de los más bajos instintos en el ciudadano) en la profesión y de la supeditación de la existencia al exclusivo amor por el dinero.
Recuerdo sobre todo una tarde en la Facul, con el salón de actos a reventar (ese que hoy sólo llena una tal Carmen de Mairena, de profesión sus ardores) y la peña arracimada de devoción en sagrado silencio hasta por los suelos, pues ponían “El honor perdido de Katharina Blum”, la novela de Böll sobre la que Volker Schlöndorff había hecho la peli. Merece la pena –créeme, lector mío- perder un minuto en su argumento: es la historia de una chica íntegra y laboriosa, que con su esfuerzo ha superado una infancia de privaciones y un matrimonio roto. Trabaja en la casa de muy importantes familias. Durante una fiesta conoce a un hombre con el que pasa la noche. A la mañana siguiente la despierta la policía: ese hombre, acusado de robo y asesinato, ha eludido el cerco policial. Ahora la policía interroga y acusa a Katharina. Cierta prensa, falseando hechos y declaraciones, explota la historia. No le tiembla el pulso para arruinar la vida de una persona honrada y de los suyos. Ella, desesperada al ver la ruina en que han convertido todo por lo que ella luchó, acabará por convertirse en culpable, al matar al periodista que hizo de su vida asunto de primera plana.
Quiso sobre todo Böll con la novela censurar los métodos crueles y sin escrúpulos con que la prensa amarillista con total impunidad tergiversa los hechos, sin importarles en la marcha de su negocio destruir el “honor” de personas inocentes al servicio de la avidez malsana de unos lectores insaciables. Seguimos, lógico, toda aquella tropa de periodistas en ciernes con verdadera unción tanto la proyección de la emocionante película –hoy, ya te lo digo, nos dejaría fríos- como el posterior coloquio.
Ahora, a la vuelta de miles de honores perdidos, Mercedes Milá, condesa egregia de la Telebasura, lleva muchos años levantándose un pastizal de la Hostia –de esas que arreaba Gabilondo a sus brothers con una mano mientras con la otra leía a Rousseau- con el vomitivo Gran Hermano: se morrea en directo con los concursantes, enseña las bragas, suelta exabruptos, chochea, berrea y se menea, vale decir, hoza en la más estupidizante vulgaridad. Se me dirá que el Gran Hermano de la Milá -¡un experimento sociológico que a Franco hubiera soliviantado, tuvo ella el cinismo de alegar la primera vez- resulta, en farsa, justo lo contrario de lo que denunciaba en su novela Orwell: si allí unos pocos controlaban cuanto hacía muchos, aquí son muchos los que no pierden ripio de las burdas y brutas chocarrerías de un grupito de patanes. Pero el infuso control social que se desprende de ambos es, a mi juicio, muy similar, y lo que es peor, la promoción de un ciudadano orgulloso encima de su inmundicia y despreciador de todo refinamiento “culto” es la esencial contribución del fraternal reallity a la sociedad.
Y si al menos en el camino no hubiéramos ido perdiendo uno a uno todos los pelos de la fabulosa melena nuestra que un día asombró al mundo. Ni eso. Buaaaaaá.
23 comentarios:
Es curioso pero, en aquel entonces, los progres se enseñoreaban de poner la tele contra la pared. Me constan muchos casos y siempre -obviando una programación vertical de bastante calidad para la técnica existente: Estudio 1, Popgrama, Todas las de Fassbinder, La clave, etc.- te sacaban el sonsonete de "la caja tonta", para menospreciar invariablemente al medio.
Ahora el cuento ha cambiado y es precisamente la mugrienta progresía en pelotón la que reivindica de forma totalitaria el denostado y empeorado medio televisivo. Con toda la mierda, toda la telebasura que haga falta, pero que no existan las intereconomías y cosas así. Por Dios, que el medio es el mensaje y sólo lo progre es el mensaje, ¡por favor, que hasta la derecha se cree que la cultureta estaliniana es la única posible!
He llegado a la conclusión de que los progres son como los niños mal criados. Y que, pase lo que pase, ellos piensan que la democracia son ellos, que su moral es la única y que sólo ellos tienen derecho a cambiar de opinión y de pareja.
Soñé amarillo y me levanté calva...
Suscribo lo que dice JUANTE. Y muy bueno tu post.
Ay la Mercedes, quién la ha visto y quien la ve. También a mi me gustaban sus entrevistas de hace años. Como dices sabía escuchar y sabía preguntar. No entiendo como alguien puede caer tan bajo moralmente, ni como persona ni como profesional.
La rama política a la que perteneció o pertenece es lo de menos, lo que hace es basura y está claro que lo hace (y lo defiende) porque está bien pagada. Poderoso caballero es don dinero.
Lo que no entiendo es que, si como dices somos ahora más inteligentes y con mayores opciones culturales y tal, ¿por qué GH sigue en antena? Sí, vale, porque tiene audiencia, supongo, pero ¿realmente tiene tanta?... no sé, supongo que sí.
Suscribo lo comentado por Juante; la progresía, jalonada de izquierda garbancera, ha instaurado una moral única, por la que pasas o automáticamente eres etiquetado de fascista con lo que ello conlleva, claro está.
Da igual que se rebocen en la basura, en los detritus de Vasile y demás cloacas digitales; ellos siempre encontraran una justificación "intelectual" para justificar por qué degluten heces.
Estupendo post. Un retrato perfecto de la deriva que ha tomado la cultura a cultureta.
Unos por hacerles demasiado caso y otros por pasar de ellos, hemos dejado que estos progres lleven el título de intelectuales. Milá es ya el colmo, sin recato, no se si serán los años pero se ha convertido en el negativo de una caricatura de sí misma.
Aunque a mi lo que me preocupa es la cantidad de gente que envenena a diario.
Post redondo, amigo del Pozo.
Un `pero´ de orden personal: me has devuelto a los momentos más angustiosos de mi juventud, los forum sobre la trilogía de Bergman. Uffff...todos decíamos saber qué había en el fondo del manantial de la doncella...qué pesadezzz!!!
Un abrazo y felicidades, te has superado
Jo, la verdad es que a la sociedad que nos ha tocado vivir no la entiendo nada de nada, como si nos fuera la mía propia. Me explico: nuestra generación tampoco sabe inculcar a los peques el interés por la cultura y eso que ahora se ha hecho masiva gracias a otros que pelearon por ella antes de que nosotros naciéramos (por lo menos en mi caso). Lo gracioso es que no entiendo a las generaciones que me pisan los talones (y eso que soy relativamente joven). Ven Gran Hermano, escuchan a una tal Lady Gaga y van a la facultad. Sí, eso es lo malo. Cuando iba a la facultad mis compañeras de piso estudiaban filosofía o económicas y veían los culebrones de la tarde, todo junto. ¡Dichoso aquel que vive sin necesidad de televisión! (raras avis que existen aunque parezca mentira)
Saludos
Yo soñé en gris y me levanté dormida.
Querido José Antonio:
Como tú odio la telebasura y no comprendo que una formidable periodista como Mercedes Milá se preste a hacerla, y yo sigo siendo eso que definís con tanto desprecio como "progre"; es decir una persona de izquierdas. No me gusta la basura ni la dictadura, ni el hambre, ni la injusticia ni la ley antitabaco. No me parece ético ni estético que Felipe Gonzáles y Aznar se vayan de consejeros de empresas a las que ayudaron como presidentes del Gobierno. Es decir; hay muchas cosas en las que posiblemente coincidimos, si se mantiene el respeto por las ideas de los demás: la esencia de la democracia, que seguramente tu defiendes también.
El caso es que yo venía a darte las gracias por tu extraordinario comentario en mi blog, el mejor
comentario literario que he recibido hasta ahora.
Un abrazo
Elvira
Pues no he conseguido que saliera el comentario que escribí esta tarde(este iphone...) a ver si ahora puedo reelaborar algo parecido.
1) La cultura o el desamor por ella.
Nosotros tuvimos que buscárnosla y trabajarnosla, pero a nuestros hijos se la regalamos antes incluso de que ellos sintieran la necesidad . Se lo hemos puesto tan fácil que , como todo lo que se tiene cerca y accesible, no le han dado la importancia que se merece. Cometimos el ingénuo error del péndulo, y ante la falta de liberad que nostros vivimos llegamo a creer que los límites, los retos y la disciplina (vista desde el punto de vista de un cierto orden para trabajar y esforzarse) eran malas herramientas. Pero todo tiene su justo medio y afortunadamente algunos supimos retomar, antes de que fuera demasiado tarde, esos valores que conducen al desarrollo del individuo.
A pesar de la sociedad del consumo y de la facilitación excesiva, sigue habiendo jóvenes que leen a Orwell o a Hesse, que se preocupan por saber y conocer y que no ven la telebasura.
La oferta de la TV hoy día es muy amplia, y aunque yo personalmente prefiero otras formas de pasar el tiempo, tengo que aceptar que pueden verse documentales, programas de debate, películas buenas, noticias internacionales y muchas más cosas interesantes. El hecho de que un gran número de personas prefieran elegir la risa fácil basada en el morbo que alimenta la parte más negativa de la sensibilidad, es preocupante, y aunque la audiencia lo pida, me remito a mi comentario del post anterior.
En cuanto a la Sra Milá, también está dicho. A mi parecer ha elegido un camino equivocado, pero no por ser progre ( lo eran Vazquez Montalban o Saramago por ej.) sino porque "errare humanun est" sobre todo cuando la soberbia por el éxito económico y de audiencia impiden reflexionar sobre los resultados obtenidos ( a parte de los gloriosos billetes y su gloria personal) porque como no conviene ver más allá, se llega incluso al autoconvencimiento de que "SOY LA MÁS".
Pero no estoy de acuerdo en generalizar y meter en le mismo saco a las personas progresistas y de mentalidad abierta, solo porque una que parecía serlo, ahora está haciendo el indio. Hay más indios y con orígenes muy diversos.
Los craneos alopécios, José Antonio, si llevan dentro un cerebro que piensa, escribe, ironiza y ... son, al menos para mí, muy atractivos. Mucho más que una cabeza peinada por LLongueras, vacía de contenido.
Y es que hoy te has lucido con la entrada, con pelo o sin él. Un abrazo noctámbulo de Á.
Que pena de telebasura y como gusta, lo único que seguí fue OT la primera edición, por mi gran pasión, la música, nunca jamas he vuelto a ver ningún otro reality. La verdad es que la gente hace lo que sea para engrosar su bolsillo yo igual haría lo mismo para llenar un poco los mios, lo reconozco. Un abrazo.
Qué sensatas palabras, Dña Elvira! (También las de Dña Angeles)
Estamos tan acostumbrados a ladrar que parece que ese es nuestro lenguaje natural. Confundimos la parte con el todo y censuramos a la raza por los pecados del individuo. Cuando culpamos a la "progresía" de los males de la cultura y del incremento de la telebasura. ¿Estamos diciendo que Berlusconi es la pila del progresismo?
Cada uno es responsable de lo que es y responsable de aquello en lo que se transforma, pero nadie más que él mismo.
No vayamos a ver la arena en la orilla de enfrente e ignoremos los guijarros que pisamos.
Es usted, Dña Elvira, de las personas con quién se puede remar en una barca sin la angustia del balanceo que la eche a la deriva. No obstante lo cual, permítame que discrepe levemente de usted en relación con la ley antitabaco: podría mejorarse,cierto, pero es, a mi juicio y al de las autoridades sanitarias, necesaria de toda necesidad. No hemos expulsado a los fumadores de los recintos cerrados, es que nunca debieron haber entrado; y concido con nuestro anfitrión en que es una cuestión de educación. Podría extenderme en razonamientos, pero bien sabido es que quien está convencido no los necesita y quien lo no lo está no le van a importar.
Por tanto, sí, habilitense locales propios para fumadores, no seré yo quien les prive del sagrado derecho que tienen a envenenarse lentamente. Algo que, permítame la exageración que suelo utilizar para debatir, podría considerarse como una lenta eutanasia.
Felicito también a nuestro anfitrión por hacernos llegar con tanto estilo y sencillez cuestiones de la vida.
No hay mayor desprecio que no hacer aprecio, y, en este caso, se hace imprescindible OBVIAR. Porque, a poco que me pare a pensar, se me revuelven las tripas.
Seguimos leyéndonos.
Hasta la próxima.
-Juante: aquellos Estudio 1 eran extraordinarios. Sí, mucha gente de izquierdas, no toda, se creen la personificación del Bien, de la democracia, de la Justicia, etc. Un saludo
-Tasmania: no conozco ese haiku, amigo, pero si me lo tararea. Un cordial saludo
-Javier:ok, gracias por tu presencia
-Sue: es que no creo que seamos ahora más inteligentes. GH tiene una audiencia millonaria, claro, pero es que los realitys han cambiado para mal la sensibilidad de la gente, que ya no soporta el esfuerzo que supone seguir la trama de una película. Un abrazo, amiga
-Natalia: monopolizan a veces las justificaciones, sí.
-Candela: gracias. Sí, la cultura ha perdido prestigio, en el buen sentido de la palabra
-Javir: muchas gracias, tío. Bergman era algo plomo, pero también se ha convertido en lugar común eso, y algunas de sus pelis tienen cosas muy buenas, y Fanny y Alexander es una de mis pelis preferidas. Un abrazo
-Carmen:yo creo que se pueden ver GH y ver culebrones, porque hay momentos pa tó, lo malo es que ese sea el único pasto que se lleven a la boca muchos, si la cultura es valorada esas cosas pueden verse con ironía y sacarles punta, y la cultura por sí sola te lleva a cosas de mayor exigencia, fíjate yo creo que incluso los culebrones -alguien se acuerda de Lucecita? hagánmelo saber, please- apelaban a sentimientos de mas enjundia y de no tan baja estofa como el GH. Saludos, Carmen (ese jo de inicio que me has puesto me encantó)
-Elvira: me llena de alegría tu elogio, de verdad, aunque lo mejor de todo es leer tu poesía,tan valiosa, amiga.Yo estoy entre la lista de seguidores tuyos. Lamento si piensas que defino "progre" con desprecio, pretendo hacerlo con ironía.No cerremos los grupos de antemano. Es más importante el talento, creo, que la autoadscripción. Debe haber un espacio para el diálogo inteligente y sin clichés mutuos, un espacio para la convivencia y el intercambio simbólico que enriquezca a todos.A mi lo que te he leido me merece un respeto imponente, y eso es lo fundamental. Sabes, como yo, que a veces te llaman "facha" y es como si te condenasen ya al averno. Pero la comunicación sensata socava los fanatismos. Sabes, se leen publicadas muchas cosas que valen muy poco, y existe gente que no tiene la mínima oportunidad de ver publicado lo suyo. Escribo relatos desde gace quince años, no tengo relaciones en el mundillo, y las editoriales ni te contestan.
Yo recomiendo a todos los que aquí recalen a que entren en su blog y lean sus poemas. Sí, creo en el respeto, con las personas que respetan. Un fuerte abrazo
-Carmen: (disculpe, se me saltó su commenT) su haiku tampoco lo conozco, si me lo tararea. Muchas Gracias, de verdad.
-Ángeles:por supuesto que no se debe generalizar, ni unos ni otros, lo malo de la telebasura es que copa los principales escenarios y propone modelos nocivos, en mi opinión, y que si los líderes de opinión fijaran posición contra ella otro gallo cantara, pero ver a un tío del talento de Javier Sardá enfangado y de oro en ese barro es un crimen para mí.¿Le resultan los cráneos alopécicos atractivos? Ángeles, si cuando yo digo que tú eres única.Un abrazo sonámbulo sólo pour toi. Y muchas gracias
-Sheol:es que un certamen de gente que cante, al que se le pongan unas gotas de interés humano, está muy bien, lo malo ya era el rollete reality de dentro de la academia. Otro para tí.
-Cesar: respeto, ya lo sabes, de sobra tus ideas, creo que algunos prohombres de la izquierda se han vendido a la telebasura. Berlusconi se amamantó a las ubres de Craxi y del PSitaliano, y las mamma chicho al lado del GH, del porno que daba el plus y de la generación ni-ni de la Sexta eran poesía floral. ¿Nos revelará alguien algún día el abracadabrante misterio de Tele 5, propiedad de Berlusconi y con linea informativa y formativa descaradamente izquierdista? Por supuesto que entre la derecha hay mucho fenicio badulaque, pero no llevan para mí desde hace cuarenta años la voz cantante precisamente. No rehuya nunca un razonamiento, amigo Cesar, puede que de inmediato no convenza, pero en la gente sensata permanecerá en la memoria y puede que más tarde propicie la reflexión. Yo también me felicito por contar con comentaristas de su talante y de su talento, los propios de todo un señor escritor.
-Mercedes:eso es no hacer aprecio, y decirlo cada uno a su modo. Seguimos leyéndonos. Un abrazo
-Hiperion:gracias por recalar en este puerto.Un saludo
-Mercedes: se me saltó la coma, "eso es, no hacer aprecio", no vayas a pensar que te reprocho algo. Un saludo
Un día charlando con un colega tuyo le dije que me costaba entender cómo un periodista como Sardá habia llegado a perpetrar el "Crónicas Marcianas" (¿o eran marranas? Mi memoria ya no es la que era) y él se limitó a abrir la palma de su mano mientras la golpeaba hacia abajo con el anverso de la otra repetidas veces como si contara billetes viajando a la buchaca.
Un saludo.
Ya vuelvo a estar en el ring.
Zapaterolandia vuelve a estar operativo, pero NO en la url de siempre:
http://zapaterolandia.blogspot.com/
que a día de hoy, domingo 16 de enero, todavía no funciona, sino en esta otra:
http://zafaterolandia.blogspot.com/
aunque el nombre del blog es el mismo. Solo se trata de un pequeño cambio de una "p" por una "f", pero por lo demás todo igual, salvo el trabajo de estos últimos 6 años que aún no he podido recuperar a través de la red pero del que SÍ tengo copia de seguridad.
La nueva url todavía no aparece en el buscador como Zafaterolandia y supongo que tardará unos cuantos días en hacerlo si don google me lo permite y la autoridad no lo impide.
Por favor, toma nota del cambio.
Saludos
A propósito de lo que dice CarmenBéjar, recuerdo que en mis tiempos de facultad, mis amigas y yo también veíamos los culebrones, pero claro, la diferencia estriba en que los veíamos para despejarnos un rato y, a veces, también para reírnos y criticar lo que veíamos. Creo que ahí estriba una gran diferencia respecto a lo que sucede ahora, y es que todo eso que veíamos lo cuestionábamos. Ahora la gente, no sé si por pura pereza o no se qué, no cuestiona nada, simplemente absorbe y absorbe: telebasura, móviles, Internet, modas variopintas, y no se rebela contra nada (bueno sí, contra los profesores, pero este relevo se lo paso a nuestro buen Jose Antonio, anfitrión de este blog, a ver si se anima a afilar su estilográfica virtual).
Bueno, un saludo a todos.
-Laurita:gracias, estoy de acuerdo en lo que dices
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