Se hace tan extraña esta vez la Navidad,
cuando debería estar uno lleno de los buenos sentimientos casi por inercia, de
alegrarse, ahora que acaba el año, por estar vivo y todo eso, cuando las
reuniones familiares y el cálido run-rún de las felicitaciones sinceras te empujan al natural contento, cuando tantos
motivos sobrarían para mostrarse al menos en paz, y celebrar que ya cada día se
abre un celemín más de luz en los cielos, que aun quedan niños que canturrean
por la calle villancicos –los has visto-, que el manzano del parque porfía con
el general Invierno por salvar el
mayor tiempo posible aunque sea sólo una de sus hojas exhaustas, cuando, habida cuenta del océano tenebroso de
tragedias circundantes, no tendría en fin
derecho alguno a quejarse uno de nada… y sin embargo, este acíbar en la
punta de la lengua del que no logro desprenderme, esta egoísta pesadumbre al
comprobar que no me salen las cosas como quiero, este absurdo sinsabor que me
lastra también la imaginación y me ahoga en dudas e, igualito que al padel,
encoge del todo mi mano. No me salen las cosas.
Me puse anoche en la tele otra vez “To
be or not to be”, la absoluta Obra Maestra de Lubitsch. Casi al principio
de la peli, llegué hasta la extraordinaria escena en la que de pronto se
anuncia, para el horror de todos los miembros de la compañía de teatro y del público
allí asistente, el estallido de la 2ª
Guerra Mundial. En todo los que cruzan la pantalla se reflejan el espanto y
la angustia ante la inmediata tragedia colectiva. En todos menos en el egoísta Actor Principal –extraordinario Jack Benny-, ciego y sordo al pavor que a todos sacude, atribulado
y quejoso solo él porque un espectador se ha levantado de la butaca en el
momento en que iniciaba él su monólogo. ¿De qué estás hablando?, llegan a
increparle entonces los demás personajes, entre ruidos de sirenas y de
altavoces que llaman al refugio antiaéreo. Ese eres tú, me dije. Hasta las
peliculas de hace 70 años te lo dicen bien clarito. Apagué y con perro humor me
fui a la cama, claro.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
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“No soy nada, no quiero ser nada,
pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)
8 comentarios:
Tienes que buscar la forma de reir Jose Antonio....un besito
También a mí se me hacen extrañas, muy, muy extrañas estas navidades, Jose Antonio.
Un abrazo,
Ánimo alto, hombre. Hagámonos a la idea de que la vida es como queramos tomarla. Y yo elijo cogerla por los cuernos y, después, bendecirla. Un beso
Una cosa que yo he notado es, las pocas personas que me han dicho en la calle Feliz Navidad.
Lo peor es que yo no se lo he dicho a nadie y los pocos que me lo han dicho, hasta me quede sorprendida y costarme reaccionar, es como si a mi se me hubiera olvidado,que solo paso dos días, uuuuyyy me parece que todos estamos un poco tocados...saluditos y que nos sea leve, por que si no es así, que futuro Jose Antonio...
Don José Antonio, déjelo pasar. Hay veces que nuestro río particular de la vida pierde su cauce, o no lo reconocemos. Es igual, no somos tan originales. Todas las aguas vuelven a su cauce. Hasta nuestro río lo hace, aunque haya veces que pensemos que hemos desembocado entero en un mar de dudas y sin sabores.
Brillante como siempre, querido amigo.
Son unas navidades de lo más extraño, en parte porque algunos no tenemos paga...
Un abrazo grandote y felices fiestas a pesar de todo.
Son épocas muy complicadas, pero me doy un espacio para pasar a dejarle mis saludos y mis deseos de que tenga un año esplendido, que su corazón encuentre TODO lo que necesite....Besos
De acuerdo, no te salen las cosas como quieres ¿Y a quien le sale todo a pedir de boca? No hay circuntancia perfecta. NO te desazones. Saludos
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