Desde siempre,
cuando de jóvenes blandíamos a los cuatro vientos nuestros más locos sueños
profesionales, el recto juicio de nuestros padres, prudentes y sabios ellos
pese a no tener la mayoría más formación que la del duro trabajo, con agudeza
nos reconvenía: tú, acaba primero los estudios… y luego ya veremos. Se entendía
con ello que la finalización de una carrera universitaria era el marchamo
indubitable, la garantía y el aval incontestables que te abrían de par en par
la oportunidad para alcanzar superiores puestos en la sociedad a los que por tu
origen social te correspondían.
Era eso antes, porque lo que a menudo observamos hoy –al menos en los
señeros puestos de la Política,
desde cuyo ámbito decisivo debe ordenarse el mejor funcionamiento de la
sociedad- son los casos frecuentes de destacados líderes… que apenas
picotearon, abandonándolas, las carreras universitarias que un buen día
emprendieron. No sé, a vuelapluma te digo: Elena
Valenciano, José Blanco, Patxi López, Moreno Bonilla, la misma Susana Díaz, a la que llevaron diez
años el acabar su Derecho.
¿Porque no eran ellos capaces de terminarlas? No lo creo. Al menos las
de Letras, si insistes, las acaba aquí hasta el Tato más zote. Más bien porque todos
ellos a la perfección se “olieron”
que los títulos y méritos en abstracto en España, país tribal, valen nada, que
las oficiales licenciaturas y las notas buenas valen cero, y que en cambio lo
definitivo es aquí el medro en los contactos personales, el tener suerte en las relaciones, la busca sin tregua del
benemérito Padrino que –Leguina dixit- te bautice y te
introduzca en el mundo, junto con el aprendizaje y el entrenamiento profesionales,
eso sí, en las argucias y en las astucias propias de la carrera… de la picaresca, que es la real disciplina que aquí más cuenta.
Por eso mismo ellos todos a la postre, de Política, es que se las saben todas.
Y por esas mismas malas artes, Valenciano,
que falsificó ante las instituciones europeas unos Títulos académicos que no poseía, quiere, pero que muy farruca,
pasarle por los lomos examen de machismo a Cañete,
teniendo a su vera ella al Homo
Eguiguren. Examen de machismo-leninismo, sí.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
1 comentario:
España ha vuelto a ser un país de pícaros. Entre los políticos abunda la osadía de la ignorancia y de la mentira, como ese caso que cuentas de Elena Valenciano que colocó en su curriculum dos títulos a falta de uno, ambos falsos. Después lo quitó, cuando se descubrió y no pasa nada. O sea, es una mentirosa pero da igual. Y dijo que se podía ser político sin tener estudios y que ella lo hacía lo mejor que sabía.
Aquí se ignora que a la política hay que llegar aprendidos, como a los mandos de un avión, un barco o un tren.
Lo de Patxi López también fue de película de humor. Decía que era ingeniero y no había pasado del primer curso.
El problema está en los partidos políticos, donde los incompetentes se han hecho con el mando. Y lógicamente prosperan los más pícaros. Pobre país. Porque el socialismo, el comunismo y el nacionalismo está lleno de indocumentados y en conjunto son los más votados.
Publicar un comentario