El Plutócrata llega
a la ciudad, hoy aquí, mañana allá, y a través de la trompetería de las redes sociales hace anunciar su jueguecito:
que el muy hijo de Satanás ha tenido a bien esconder 26 sobres con billetes de 50 euros dentro del perímetro
del Retiro madrileño. 1300 euros,
pues, le bastan como anzuelo al Gran Cabrón para “revolucionar” las redes, los
antes considerados medios de comunicación serios, y a una considerable parte de
ciudadanía, que se arremolina frenética e indigna, compitiendo en la codiciosa
busca y captura de los ocultos sobres. “Numerosos
viandantes se han lanzado a buscar sobres entre matojos, árboles, bancos o
donde pudiera estar escondido el botín”.
Por supuesto el jueguecito de Jason Buzi, aparte de encerrar tras de sí a buen seguro algún
sórdido interés –se anuncia la salvajada en una página de TW con anuncios de
juego-, es de una perversión moral
incalificable, que se solaza, en medio de las dramáticas situaciones económicas
que muchas personas atraviesan, en tratar con total obscenidad a anónimos
ciudadanos como penosos animales de feria al azar de los que uno, desde sus
olímpicas alturas, puede alegremente despelotarse.
Si alguna vez existiera Justicia
en este perro mundo lo que sin duda merecería este cerdo Jason Buzi es que una tropa de indigentes, después de desplumarle
hasta el último penique, le devorara en
prime time los mismos higadillos… hasta el bazo, sí. “Me he sentido un poco como en la película Los juegos del Hambre porque
estábamos todos contra todos, a ver
quién encontraba antes uno”, declaraba uno de los “ganadores”.
Aún más asombroso y ruin -y sospechoso, como
si de alguna retorcida forma participaran en el negocio- es el “cariñoso”
tratamiento –sin en lo más mínimo sonrojarse- con que el Gran Crápula y su numerito
son recibidos en muchos medios: “el millonario que regala dinero”, “el
multimillonario cumple su palabra y desata Madrid”, “el millonario la lía en
Madrid”, “para unos es el Robin Hood del siglo XXI, para otros un hombre
vanidoso que quiere que todo el mundo le conozca a través de su filantropía”,
“se han podido ver numerosos mensajes de agradecimiento por poner en marcha tan
original juego urbano”, “gente anónima a la que quizás nunca antes una visita
al Retiro les había salido tan rentable”.
Más la nauseabunda complacencia de esos medios en tragarse del todo la
historia completa que el mismo Plutócrata
de sí vende, que utiliza, prostituyéndola, la sagrada razón que anima otras
muchas iniciativas verdaderamente filantrópicas: “Jason Busi hizo su fortuna en el sector inmobiliario
estadounidense y… según su filosofía busca devolver a la sociedad parte de lo
que gana de una forma creativa y divertida. ¡So hijo de la gran bretaña, si
quiere de verdad hacer algo así, compre y reparta alimentos entre los más
necesitados sin dar publicidad de su sórdido negocio ni humillar a las personas!
Quiere imaginar uno que, después de redactar cosas así, las que puse en
cursiva, el responsable de turno en ese medio al menos no será capaz de
reprimir las arcadas.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
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“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
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4 comentarios:
Que yo sepa es delito repartir dinero públicamente.
Otra cosa es que los fiscales anden en otros asuntos.
En cualquier caso Jose Antonio, no te pegan algunas expresiones de las que has utilizado... tu siempre eres más fino: homo gañanis, reinado de la mugre... ya sabes... en vez de "gran c*brón" podrías haber puesto "el megainfecto este" por poner un caso...
Dicho todo con el mayor de los respetos y cariño posibles.
misael.
Además de perverso tacaño, que con lo que dice que tiene ya podía llenar más sobres y con mayores cantidades, que más de uno de los ganadores se estará preguntando si ha merecido la pena el esfuerzo.
Le sale barata la diversión a costa de la gente necesitada y desocupada, y aún más barata la publicidad que se hace.
Mejor no te doy mi opinión sobre él, sería delictiva, y sobre los participantes en semejante juego bufo.
No es más que una forma barata de conseguir seguidores. Más de medio millón, o sea, a centavos por cada uno. Cualquier campaña publicitaria contratada le hubiera costado más y no habría tenido esa repercusión.
En realidad no hace falta ser millonario. Muchos podrían hacerlo si quieren tener muchos seguidores en redes sociales.
Pues no encontrará el gañán mejor manera de repartir dinero con los necesitados si hubiera querido.
Exhibicionismo infecto, por utilizar una palabra de una comentarista anterior...
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