El otro día, verás, le escribí por el messenger a una persona que había mostrado interés por mis 111 ROSAS. 10 e, envío incluido. Le pregunté si estaba interesada en mi libro, le expliqué lo sencillo que resulta encargármelo, enviárselo yo, recibirlo ella, pagármelo entonces, fácil todo, tres o cuatro días, lo que tarde Correos, ya está. Mi obra y mi ilusión en sus manos. Tras unos instantes de silencio, me dijo… que lo sentía mucho pero que no se fiaba, que todo esto es virtual, es decir, que podía ser falso, que a saber quién podría en realidad ser yo, con tantas cosas malas como pululan por las redes. El que ahora guardó silencio fui yo y pensé… es verdad, TIENE RAZÓN. Me puse en su piel... y la entendí. Le expuse que llevaba yo más de seis años a diario escribiendo en el Facebook, que podía eso verlo y ver de paso cómo comentaba la gente sobre mí… pero noté que no acababa de convencerse. Le dije entonces que, si ella quería, podía yo llamarla por teléfono, presentarme, presentarle también mis 111 ROSAS y cualquier dato que ella necesitase. Le pareció esto muy bien y lo hice. Charloteamos durante un buen rato, comprobó ella que soy eso y solo eso, un escritor sin Nombre y sin trampa ni cartón, y hasta tiempo nos dio a contarnos un poco de nuestras respectivas vidas. Fue un rato muy agradable, de verdad. He ganado una lectora… y una amiga, creo. Así es que, lector/a, ya lees, si tengo que llamarte para disipar tu desconfianza, que comprendo, lo hago, no problem. Tendré que repetir este texto de cuando en cuando, sí. Y muchas gracias, M.
No hay comentarios:
Publicar un comentario