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jueves, 9 de abril de 2020

Del hara-kiri al cachondeíto (Día 26)




  El sorprendente desparpajo, la soportable liviandad (incontables las imágenes en red de las más jaraneras ocurrencias y coloristas algarabías, esos videos más “virales” que el virus mismo- entre las que la “gente” sobrelleva el confinamiento y la peste, como si no hubiera por doquier muertos, enfermos, vidas truncadas, angustia e incertidumbre masivas)  con que la sociedad española está digiriendo la brutal cosecha mortal del coronavirus mueve a asombro, si bien quizás ocurra algo parecido en el resto de las posmodernas sociedades. Más que expresiones de dolor, de tristeza y de conmiseración colectivas ante numerosísimas pérdidas irreparables, cualquier antropólogo objetivo -¡cenizo aguafiestas que nos baja las defensas!- más bien catalogaría de extrañas e infantiloides las innúmeras festivas celebraciones que a diario ahora observamos. Bien está que con seriedad en el rostro se aplauda a sanitarios y demás, pero ¿entre alegres bailoteos?, ¿bajo grotescos disfraces?, ¿sobre sonrojantes paridas? Es como si la sociedad decidiera vivir y mutar una bien sangrante tragedia… en unos días más de Halloween o de carnaval.
     Resulta lógico en parte este disloque: si las sociedades tradicionales pivotaban, tocadas siempre por la enfermedad y la catástrofe, alrededor del reverencial respeto a la omnipresente muerte y a los muertos, ante los que las ceremonias fúnebres, la quietud y el detenimiento de todo,  el absoluto silencio, eran la más acabadas expresiones de honor, reconocimiento, recuerdo y compasión con ellos, las posmodernas sociedades del fugaz entretenimiento continuo –por lo demás envejecidísimas- giran alrededor de un voraz hedonismo vital ante el que los viejos, los muertos, la Muerte, no sólo no encajan, sino que se constituyen en  recordatorios intolerables de lo real, de lo terrible que soñamos con espantar, conjurar y como sea dejar atrás, aunque no por ello dejen de ser y de estar.   

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mira que os jode, y ya decir tú qué eres un facha redomado, que echas de menos a Aute, menudos huevazos..