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domingo, 19 de abril de 2020

LA CULPA FUE DEL TRUMP, TRUMP, TRUMP, SÍ, FUE DEL DONALD TRUMP




(LA IZQUIERDA ANTE EL CORONAVIRUS, CONFINADOS, DÍA 36)
  La Vicepresidenta Cuarta, Ministra de Transición Ecológica en este gobierno Faraónico, Teresa Ribera, ha adelantado -en vez de pedir, como han hecho ya USA, Reino Unido y Francia, explicaciones a China por las fundadas sospechas acerca del célebre laboratorio de Wuhan, auténtica pistola humeante en el caso- en entrevista al diario.es la que a buen seguro será la línea de ofensiva ideológica del Buen Progresismo frente al COVID-19 en cuanto se supere la emergencia sanitaria: la culpa del coronavirus la tuvo en el fondo… el capitalismo genocida, por supuesto, vamos, Donald Trump.  Dice la Vice: “Al destruir ecosistemas, incurrimos en riesgos que se materializan de forma dramática como este virus”. El entrevistador, sin encomendarse a nadie, por su cuenta y sin riesgo, incluso elimina la retórica primera persona del plural de la gobernanta: “La destrucción ecológica es el origen de patógenos que saltan a los humanos, como el COVID-19”.
     Dada la ascendencia ideológica del Buen Progresismo sobre la mayoría de las conciencias en-este-país, su consumada pericia en hegemonizar con sus mandangas el consciente y el inconsciente de los españoles, cabe aventurar que la “explicación ecologista” tendrá éxito entre la población, no en vano el ecologismo fundamentalista (en difuso melting pot con el ultrafeminismo, el oenegenismo, el indigenismo, los identitarismos varios y la antiglobalización, siempre siempre con el más furibundo anti-capitalismo de común denominador movilizador en todos) goza de muy buena salud entre las mieles de lo políticamente correctísimo. Vendría a ser en suma el COVID-19 una especie de auto-defensa de la Madre Tierra, de la Pacha Mama, del Sursum Corda (pues este Papa, oh my God, se apunta encantado a la e-moción) contra la insaciable depredación capitalista. Bastaría un manifiesto con doce o doscientos científicos de su onda progreéxito asegurado, que dijera la otra, así para buenos dineros públicos que les financien- para ganarse de calle una vez más la batalla de la opinión publicada en los media y en las íntimas cábalas de la mayoría.
     Y es que el fundamentalismo ecologista (no el razonable) casa muy bien con tradicionales “explicaciones” históricas que, desde la superstición o el desconocimiento, se han dado sobre las pandemias: así, las sociedades primitivas achacaban las mismas a la furia de los Dioses, y ofrecían sacrificios humanos para aplacarla (la desindustrialización que exigen ahora los ecologistas duros); más tarde la Iglesia vio en la soberbia humana y en el consiguiente castigo divino el origen causal de las catástrofes, como la Torre de Babel y el Diluvio Universal ejemplifican, contra los que se pedían plegarias y más plegarias (las letanías buenrrollistas de armonía con la Madre Naturaleza con que hoy nos sahúman los ultraverdes). ¿No escuchamos por doquier acaso la sandez de que esta catástrofe “va a venir muy bien para darnos cuenta de los verdaderos valores”? ¿Quién -y con qué influencia- recordará entonces la verdad histórica de las pandemias en la larga Historia de la Humanidad, de cómo las infecciones han sido siempre la más poderosa causa de mortalidad? Porque, ya te digo, de investigar el laboratorio de Wuhan, y al Régimen que lo mantiene, ni hablamos.      

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No entiendo su blog. Ignorante que es uno.

MAMUMA dijo...

Si no fuera patético, diría que incita a la risa floja.

José Antonio del Pozo dijo...

Anónimo: ¿no lo entiende? ¿Por? Explíquese, please.

MAMUMA: Gracias. Un saludo, my friend