"Me lo tenían prohibido de pequeña. Mis padres no me dejaban ver Telecinco", se excusó Dorothy, una concursante en cualquiera de aquellas bazofias. Unas palabras que hicieron saltar a Carlos Sobera, ese crack forrado, que soltó entonces allí mismo, en PRIME TIME, un discursito que debería quedar para la Historia… de hasta dónde llegó el barro autolegitimador de la Telebasura: "A los niños no se les puede prohibir ver Telecinco. Es una cadena que fomenta las relaciones entre las personas y por tanto fomenta el entendimiento y la progresía de manera que cuando se hacen mayores saben distinguir perfectamente entre el bien y el mal. Eso con otras cadenas, no pasa". Lo lees y relees, y te parece eso, increíble pero cierto, el que literalmente así hablara el Gran Comunicador y que en tan exactas palabras condensara la esencial mentira de la entronizada Telebasura, emblema mayor de la regresión cultural que nos ocupa.
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