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domingo, 29 de septiembre de 2013

Un profe bloguero me escribe




  Un “profe” (Eugenio Alfonso García de Paredes) escribe un blog (ideasculturassensaciones.blogspot.com.es) que es todo él un muy delicado Templo de la sabiduría y el humanismo. La música, la pintura, la filosofía, la literatura encuentran allí brillante acomodo, enjundioso comentario y magistral análisis, los que le permiten sus amplios conocimientos y su temperamento sensible. Cayó mi pobre libro (LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS) en sus manos. Temblé. Se ocupó de él, con generosidad, siendo yo nadie, le dedicó su sabio tiempo. Me caló. Y esto, lector, del mío libro el profesor tan bien escribió:
  




   Cumplir 40 años produce una inflexión en la vida. La juventud queda totalmente atrás, pero tampoco eres, o tienes sensación de ser, “mayor”, ni “maduro”. Es la edad más rara. La década anterior es la de formación, en la que diseñas y haces tu vida, consigues tus primeros logros personales y profesionales. Te das forma definitiva tras la locura de la veintena. A partir de los 50, te asientas, sabes quién eres, la vida ha dado sus frutos… La mayor parte de los cincuentañeros que conozco tienen esa placidez de conocer la vida. En los 40 son las renuncias y las equivocaciones. Si no funciona tu pareja o el desgaste acaba con ella, es a los 40 (aunque yo sea una rara avis, que fundé mi familia justo a esa edad). El ímpetu profesional disminuye  y viene los problemas y las renuncias. La soledad pesa más. Te das cuenta, si vas a una discoteca o cualquier lugar de reunión social, que para mucha gente dejas de existir: no es que no te miren, es que no te ven. Te vuelves transparente. Aún no tienes el atractivo de los maduritos, y has perdido la frescura de la juventud. Tus hijos dejan de ser niños y empiezan a ser insoportables adolescentes, o más allá. Cambia tu relación con ellos. En fin, es un periodo de transición en el que cuesta mucho saber qué pasa, quién eres, o a dónde vas. Te lo planteas todo, te da la sensación de que aún tienes tiempo de cambiar. Te angustias o te mata la ansiedad. Y si no has sido un gran deportista ni te has dedicado a la vida sana, el cuerpo empieza a pasarte factura: el dolorcillo en el cuello al levantarte, los comienzos de algunas enfermedades de “viejo” (artrosis, vista cansada…). Prueba a ir al médico, empezarás a escuchar la expresión “normal a su edad”, que te dejará ganas de reventarle la cabeza al galeno. Da un poco de rabia sentirte pleno mentalmente y que el cuerpo no responda a esa plenitud. El cansancio por cualquier esfuerzo que antes hacías sin importarte. Finalmente, te aggiornas. Es una edad de pérdida de rumbo. Quizás esté exagerando un poco, pero más o menos es así: los cuarenta queman mucho.
          
   ¿Por qué esta introducción tan negra? Porque es, desde mi punto de vista, una de las claves del libro que quiero reseñarte: Las Historias de un bobo con ínfulas”, de José Antonio del Pozo, sobresaliente escritor y amigo virtual –no nos hemos visto nunca– que presenta con este libro de relatos una hilarante colección de vivencias de su alter ego, Armando, que bucea en las procelosas aguas de la cuarentena después de la ruptura de su matrimonio. Historias divertidas, historias tristes, historias surrealistas que desgranan las vivencias de un personaje que podemos ser muchos de los que vivimos nuestra adolescencia y primera juventud en los ochenta y encaramos ya la madurez en una sociedad tan cambiada como perdida.
         
   Harto de intentarlo por las vías habituales, José Antonio del Pozo se lió la manta a la cabeza y ha decidido autoeditar su propio libro, a través de la Editorial Círculo Rojo. Él mismo lo distribuye y vende, más abajo te dejaré el contacto por si te animas, que espero que lo hagas. Es una pena que autores que merecen la pena, escriben bien, y tienen cosas que decir no entren en el circuito de las editoriales, en un país en el que hasta el concejal de festejos del pueblo más recóndito de la meseta consigue que le publiquen y distribuyan un libro. No sé si me explico. Pero las cosas están así, y sospecho que manuscritos de calidad que muchos querríamos leer están durmiendo en los cajones o los discos duros de sus anónimos autores.
            
   Por eso me llamó la atención la propuesta de José Antonio del Pozo, y decidí comprarle un ejemplar y leerlo con fruición. La verdad es que he disfrutado mucho. Una redacción clara, sin ínfulas, pese al título, que desgrana historias en las que muchos nos veremos identificados. A mí me gustaron especialmente varias historias. La primera, titulada “Triste de mí” en la que el protagonista, presa de un ataque de celos y despecho, ingiere litros de agua del grifo en Egipto con el consiguiente resultado intestinal. Fueron mis primeras carcajadas, y me dieron a entender que el libro que tenía entre las manos merecía la pena. O la aventura en Mari Gloria peluquería Unisex, que, como reza el autor “Ya empezamos mal”. O la locura adolescente de la Chica Rubia de Celeste Diadema, que como siempre prefiere al deportista malote antes que al insignificante empollón. Historias de sexo escondido, con la tía política insatisfecha, con la china que pide dinero en el metro mientras interpreta música, con la gordita que resulta ser deficiente y te cuesta una soberana paliza, o con la vecina de dulce olor, con la camarera... La graciosísima historia de Justus, que se embarca en una cruzada evangelizadora por puro deseo. Al final se queda con la chica y aparcan ambos la fe. En fin, historias con las que sentirse identificado, en un Madrid de todos, con paisajes variables pero no cambiantes, y que se van graduando con maestría: cada vez un poco menos hilarantes, cada vez un poco más oscuras, cada vez más reflexivas. Pero sin perder el sentido del humor, del pobre triunfador del karaoke que se ve perseguido por dos polacos calle abajo hasta terminar desplumado, literalmente, y con el culo al aire en una mañana gélida.
          
   Es un libro que hay que leer. Si tienes cuarenta, si los has tenido, y si pretendes tenerlos. Vas a disfrutar mucho con las historias porque debajo del surrealismo subyacen realidades con las que te vas a sentir muy identificado. Altamente recomendable, no debes dejar de leer “Las Historias de un bobo con ínfulas, que no son más que las vivencias ocurridas o no de un tío muy inteligente. Ponte en contacto con él en su correo, josemp1961@yahoo.es. O en su cuenta de twitter, @joseantoniodelp. También te recomiendo encarecidamente su blog http://elblogdejoseantoniodelpozo.blogspot.com.es/ en el que trata de diversidad de temas, como reza su subtítulo: “Política, literatura, cine, sociedad”. Esperemos que haya más entregas, y que las veamos en las librerías.


5 comentarios:

Jujope dijo...

José Antonio: sin perjuicio de los lugares comunes que relata ese profesor sobre sí mismo, dos cosas: Bien por la adquisición de tu libro y las lecturas que hace del mismo y mal por esa imagen derrotista de los cuarenta que -no lo olvidemos- está fabricada por la abyecta progresía. Ellos -los progres- se creen eternos, pero más pronto que tarde se dan cuenta de que la vida pasa tan rápido que pierden todos los trenes. O no se dan cuenta, ya que creen emular a Peter Pan. Pero ellos mismos se estampan en quererlo cambiar todo a la carrera y contra natura. Cuando no es así: a los cincuenta se está como un cañón, si todo está en equilibrio. Aunque, como ese profesor, la mayoría asume que "no hay vida después de los 40" (¡tiene bemoles!) porque lo progre es infantilismo, inmadurez y puerilidad a raudales. La cuestión es que ellos -los progres- terminan asentando sus malévolas teorías en los sistemas deseducativos que imponen por narices (Rub ya ha dicho que desmontará la lomce nada más llegar ellos) y en la calle. Y por eso, si a uno de 40 lo miran como apestado, ya ni te cuento cómo miran a los de 50 para arriba ("viejunos" les llaman en tono "cariñoso").

Es genial: en sus mariterediarios somoanos se les llena la boca hablando de que, gracias a los logros socialistas, el ser humano ahora traspasa los cien años de vida y puede jubilarse a los 70. Pero, en la praxis, declaran la eutanasia colectiva al final de los 39 años, porque la "muchachada nui" es realmente la que vota progresista, mientras que esos fachas con corbata debe ser "como si no existieran". El mundo de los pipiolos progres es el caralibro y ya. Son hipócritas e inmorales hasta para el tema de la edad.

Un abrazo.

Chela dijo...

Felicidades a los dos.
A ti, por ser el autor del libro y que alguien con talento te haga justicia. A él porque me gusta como escribe y pienso visitar su blog.

Ciertamente hay muy buena literatura en los blogs y en este mundo digital de autores “desconocidos”, tantos o más que en los escaparates de las librerías” y en la publicidad de las editoriales.

Yo espero para comprar tu libro un próximo viaje a Madrid, posiblemente en primavera, pues pretendo que me lo dediques.

Un abrazo.

César dijo...

D. Eugenio ha captado con perspicacia las andanzas de Armando y se nota que lo ha hecho con aprovechamiento y cariño. Mis felicitaciones a ambos, tanto si sois progres como si sois conservadores.

José Antonio del Pozo dijo...

-gracias Juante, gracias César, gracias Chela, gracias por tu anuncio de pedirme el libro, gracias por tu ayuda, será un gran placer en persona dedicártelo, por supuesto, me avisas y hecho. Abrazos para todos

Monica dijo...

Felicidades al profe, ha sabido captar la esencia de su libro. Recomiendo que lo compren, es magnifico y seguro como dice el profe, que cada uno del que lo lea se sienta reflejado en él. Enhorabuena al autor. Saludos