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viernes, 1 de agosto de 2014

La ornitología, fase superior del Chavismo



  Maduro, ese zampatortas, en medio del racionamiento y del descoyuntamiento del país que despotea, confesaba hace poco a la CNN dormir “feliz, como un niño”. Hermosote y lustroso desde luego lo está un rato el gachó. Si en el célebre Cuento de Monterroso tras el despertar el dinosaurio seguía allí, en el cuento del infantiloide mandamás bolivariano no deja de aparecérsele el pajarito de Chávez a piarle y piarle lo bien que dirige él el país.
     
   Diríase que el bigotudo simplón explota a su conveniencia y  para mantenerse en la cima del Poder el sonrojante recurso del “pajarito”, que de forma increíble le permite presentarse de cara al “alienado” Pueblo Chavista como el más celoso guardián, y la más guasona ama de llaves, de las esencias bolivarianas. El otro día discurseó así tan ancho que el “pajarito” le dijo… que “el Comandante está feliz, lleno del amor de su pueblo… debe estar orgulloso, feliz… para seguir llevando este proyecto bonito, para no dejarnos confundir por la mezquindad, la mentira, el odio, el veneno enemigo”.   
      
   De manera alucinante se ha convertido entonces esa mamarrachada, “la fábula del pajarito”, en la principal fuente de legitimación interna del orondo Maduro en el Poder. Que esas “divinas apariciones del pajarito” hayan llegado a adquirir tal capital importancia ante las masas fervorosas ilustra mejor que nada la degeneración intrínseca del folklórico proyecto chavista, la sinrazón y la falta de respeto a los ciudadanos, en fin, el abyecto infantilismo que para la sociedad propugna. Si escucháramos esas vergonzosas milongas de las epifanías del pajarito  en boca de un fanático religioso mandamás, cuántas censuras, en sátira y en sesudo análisis también, no recibirían las mismas. ¿Constituyen acaso las apariciones del pajarito el legado ilustrado y el proyecto emancipador que la izquierda transformadora, con tantos seguidores aquí, procura?

     
   ¡Tomar posesión del Mando bajo la advocación de Lenin-Mao-Ho Chi Minh, esos primeros espadas del materialismo dialéctico y de la religión como opio del Pueblo, como hizo el tosco Maduro, para acabar basándolo en las sobrenaturales apariciones de un pajarito, infame ave informante de lo inmortal y de acuerdo que está con todo allá en el cielo, al lado del Ché, el Comandante Chávez! Menudo pajarraco hay que ser, desde luego.  Puede que, con tanto pajarito por aquí-pajarito por allá, cualquier noche de estas el zampabollos Maduro se despierte aterrorizado por alguna secuencia estelar de “Los pájaros” de Hitchcock. Y que al despertar, como en el cuento de Monterroso el dinosaurio –Fidel-, también los pájaros seguirían y seguirían en picado contra él.    




 (Acabó Julio, querido lector. ¿Te gustó la melodía que, como músico ambulante de la Ciberesfera, desenvolví en el Mío Blog durante este mes? ¿Me crees entonces merecedor por ello de que me pidas tú mis HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS? Gracias de corazón a los valientes que así habéis hecho, gracias, por sin conocerme en persona, valorar e impulsar mi trabajo y mi escritura, tan importantes para mí.)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lamentable que Maduro digas esas tonterías.
Pero me resulta absurdo que hables de un país que esta tan lejos, cuando el tuyo se cae a pedazos. Para colmo le piden ayudas a vírgenes y santas.
Adoctrinados perdidos en el mapa.

José Antonio del Pozo dijo...

Sr Anónimo: si pretende usted dialogar e intercambiar argumentos conmigo, ¿no debería al menos presentarse, darme su nombre? digo yo, vamos. ¿No es absurdo dirigirse a "anónimo"?

Anónimo dijo...

¡Bah! si además de cobarde (ya que no solo firma como "Anónimo" sino que ni se loguea) no sabe ni escrbir.

Y como siempre, cree el ladrón que todos son de su condición porque si de adoctrinados hablamos...

Obviando ya el rebuzno del Asno Anónimo, sobre el tal Maduro poco queda que decir salvo que debe tener muy buenas plantas de Marihuna en su finca ya que el tío alucina que no veas.

Y de estas fuentes bebe nuestro "Coletas", no nos olvidemos.

Salud.