Vistas de página en total

viernes, 27 de marzo de 2015

Monedero y Lagarde: así se crea la Opinión Pública

     


   El fino exabrupto de Monedero a Lagarde, la mandamasa del FMI, deseándole la muerte, recordándonos de paso los nobilísimos sentimientos que su humanista corazón alberga –menudo profesor-, me hizo reparar de nuevo en el Infundio, tan expresivo el mismo de cómo se “fabrica” ahora la opinión pública… en las redes sociales, muchos más que en los media de toda la vida.
     
    Hace poco observé cómo en el Face y en el Tw repiqueteaban campanas a tutti plen, con miles y miles de rt´s y reenvíos cibernéticos, con una supuesta declaración literal, cincelada en mármol bajo su efigie, que la susodicha Lagarde habría emitido: “Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo, y YA!”.
   
   Por supuesto la frase, hasta donde pude yo indagar, es falsa de toda falsedad, aunque para que colara –elemento este imprescindible- debía tener la misma alguna relación con algo real.  Lo que la nota del FMI se limitaba a constatar era que “vivir hoy más años es un hecho muy positivo que ha mejorado el bienestar individual, vivir más es bueno, pero conlleva un riesgo financiero importante… por eso debemos preocuparnos ahora por los riesgos de la longevidad, para que los costes no nos atosiguen en el futuro”. Es decir, una elementalidad básica, ante la que la reinante hiperdemagogia del agit-prop, empalmada, se frotó las manos.
    
   Pues la falsa frase llegó, coló y naturalmente soliviantó, y era todo un espectáculo el ver las miríadas de indignados y no tan indignados ciudadanos que, dándola por buena, la compartían y extendían por doquier, añadiéndole a cada empalme un más tabernario exabrupto propio, -¡incluso entre gentes apolíticas!, que es lo decisivo- a la Lagarde dirigido, arrastrada por el fango ciberesférico de hija de tal para arriba, que no se anda ahora la gente con chiquitas al expresarse, y hasta se tiene de muy buen gusto el producirse a lo bruto.
   
   El efecto en las opiniones, y más aún, el perenne humus sobre las conciencias así conseguidos son devastadores, claro. La instantaneidad, el anonimato, la ligereza, las prisas, el comprobar nada, lo que a uno le reafirma vitalmente la falsa confirmación de un prejuicio propio, las ideas simples y airadas que la crisis económica levanta, el jodido efecto viral de las mayores mentecateces, todo eso se concatena para conformar, lógicamente, una opinión pública apocalíptica e indignada, inmune así a las complejidades de lo real.

     
   Lo crucial, como digo, es que el Infundio prende entre los apolíticos, entre quienes siguen la política de lejos, y determina su aproximación inconsciente a la misma. Ahí, en esos cenagosos predios, se juega la decisiva batalla ideológica, ahí se explican luego los resultados electorales a largo plazo. Monedero remata ahora el balón facilón del Infundio y le añade su granito de arena, ese animus odiandi que le es tan propio. Y Lagarde … allá en las nubes.



(Viento de marzo, amigo. ¿Regalarle a alguien, regalarte mi libro? ¿Agradeces el blog? ¿Lo valoras? ¿Merece una pequeña recompensa? Necesito vender algún ejemplar más de mi libro, que es además muy bueno -creo-, para seguir escribiendo también este blog. Pídemelo y te lo dedicaré personalmente. Precio por correo ordinario: 10 euros. Precio por correo certificado: 15 euros)
  

LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen, análisis y UN CAPÍTULO de la obra en estos enlaces)
UN CAPÍTULO:
154 pgs, formato de 210x150 mm, cubiertas a color brillo, con solapas.  Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)

No hay comentarios: