Que ahora que Tania Sánchez ha
recuperado su libertad, se dieran en Alberto
Garzón la audacia leninista y la galanura proletaria suficientes para con la ex de Pablo Iglesias enredarse en
ardientes amores. Con imágenes públicas, con románticos arrumacos, con besos
muy bien posados, claro. Esa sería la salvación de IU, como lo oyes. Puede parecer una boutade, lo sé, pero no lo es.
Piénsese: eminentes sociólogos cada vez más asemejan la liza política a
las características de la competición en el Gran Hermano, el infecto reallity
que va en España por la enésima edición con amplísimo eco entre el Pueblo: unos que entran, otros que
salen, el Triunfo y el Fracaso, la implacable eliminación progresiva de los
candidatos a manos de un público masificado y embrutecido, los nominados, los
descarnados golpes bajos, el sucio cinismo como lenguaje de curso predominante,
la más grosera teatralización de la vida privada, la súbita e inexplicada
variación del fervor popular, la importancia crucial del, más allá de cualquier
contenido, dar juego en pantalla para
la propia supervivencia, en fin, los rastreros pactos contra natura entre los candidatos para destruir a un tercero, el
continuo montaje que el Súper –o las
Teles del Sistema- brinda de la realidad como carnaza para una masiva audiencia
de homo gañanis.
Si es –y resultará difícil negarlo- el de los reallity shows el relato dominante de esta Época, es normal que sus
hegemónicas maneras contaminen el resto
de los lenguajes sociales. Entiéndaseme bien: ¿no tiene acaso Susana Díaz, con sus febriles alaridos
tribales y su chicharito a cuestas entre
un pielágo de corruptelas, algo de Belén
Esteban tosca y rampante? ¡Ella misma alardeó de sus pésimos modales en los
debates televisivos frente a Juanma Moreno –que ningún juego da en pantalla de sosainas que parece- viniendo además a
añadir que, como la otra por su Andreíta,
ella por su Andalucía MA-TA!
Pues me atrevo a apostar que si Alberto
Garzón, bajo la trama de un hábil guión, con sus encantos enamorase y rindiese a la rubia Tania delante del Pueblo,
y entrambos como Actores Principales montasen
una suerte de Lo que el viento se
llevó, que con destreza mezclara amor y resistencia popular ante una IU -como aquella Atlanta- en llamas, asestarían un formidable izquierdazo a la credibilidad escénica
de un Pablo Iglesias Superstar, solateras y algo sentimentalmente soberbio, y podría así Izquierda Unida, bajo la égida de unos Garzón Gable y Escarlata O´Tania amorosamente estelares, volver a cantar
pletórica la Internacional… la Internacional de la supervivencia de sus nóminas
públicas. Eso, o Titanic, ellos dos
verán.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
Porque a mi parecer un libro íntimo, no tanto porque
nos revele interioridades escabrosas, sino porque sobre todo consiga con
desnudez hablarnos como al oído de los paisajes esenciales del alma de quien lo
escribió, es también uno de los más acabados símbolos por los que alguien
ofrece al Otro –a quien físicamente no tiene delante, al que de otra forma
difícilmente podría hacerlo- la propia mano. Esto soy. En estas
historias –no en forma de un discurso, sino con destreza encarnadas en
personajes vivos a los que les ocurren cosas, a quienes sorprenden los avatares
amargos o alegres de la vida- late la urdimbre sentimental que hasta aquí me
trajo. Quiero ponerlas en común contigo. Quiero revivirlas a tu lado. Puede
que te reconozcas también en ellas. Aquí tienes mi mano, tómala.
Estréchala.
Por correo ordinario, 10 Euros; Certificado 15 Euros.
Pídemelas, va. Me encantaría dedicártelas personalmente.
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