La concesión del más Rico Galardón Literario al celebérrimo colaborador de la Televisión propietaria también de la Editorial, en fin, en su transparente obscenidad refleja lo que aquí infructuosamente venimos escribiendo: que la Fama lo es hoy todo, que es la Religión dominante, que este mundo es el de las Celebrities, que no se cortan en hacerlo evidente porque saben de sobra que las masas son sobre todo hoy adoradoras y consumidoras de las Celebrities-por-lo-que-sea, que a los escritores sin Nombre, eso, que les vayan dando (aunque nada de esto te impide, querido lector, si de verdad lo estimas y valoras, echarle un cable a este escritor sin Nombre que aquí lees, a su última criatura, o no podrá seguir), y que, si siempre il mondo fue un poco así, lo es ahora en grado sumo. Muchas felicidades a don Juan del Val, y tal y tal. (A anotar también el papelón de Yolanda Dí, en la mujer de rojo ful, defensora de la lucha de clases y prologuista del Manifiesto Comunista, celebrando y jaleando el vil metal y la corporeización del Poderoso Caballero del Premio Planeta y sus Dueños).


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