Llega Hollande a la Corte del
Rey Obama, a pedirle ayuda militar tras la masacre de París. Obama se la da y no se la da, en pleno
silboteo del Only you aislacionista en
que más bien anda él retraído. Le deja en cambio muy divinas palabras,
especialidad esa de la casa:
-Comunismo, fascismo, guerras
mundiales… siempre hemos prevalecido. Ganaremos.
Se queda Hollande
a medias, claro. ¿Por qué esa categórica seguridad? ¿De dónde se obtiene
esa pretendida ley inexorable? Ni las palabras ni la razón ganan por sí solas
las guerras. Caemos ahora, claro, en lo absolutamente decisiva que es la
Historia la superioridad militar, en lo imprescindible, aun a riesgo de
resultar impopular y, ay, de perder elecciones, que resultan los gastos en
defensa e investigación militar, si es que queremos que los valores propios de
las sociedades abiertas -su impulso
moral básico- perduren en el tiempo.
¿Tiene alguien alguna duda de lo
que con nosotros los infieles los yihadistas harían si
alguna vez consiguieran ellos ingenios militares superiores a los occidentales?
Imagine, sí, a lo John Lennon pero al
revés para que me entiendas. La bárbara e implacable brutalidad de los rebanapescuezos
no deja lugar a dudas, me temo. ¿Ganaremos?
Depende, Mr Obama. Depende de
Ustedes.
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“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)