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sábado, 20 de noviembre de 2010

Sostres, mentiras y cintas de video

    
     Sostres y su olor a ácido úrico, Wyoming y sus masturbitos, Jordi G y el Kamasutra, Izaguirre y sus gayumbos, la Nebreda y sus gemidos, Montilla y la nocilla de sus orgasmos, los orgasmos de Zerolo, Laporta y sus estrellas porno, Alicia y sus videojuegos, los videos del chiquilicuatre de la Ugeté, Ridao (capitoste de la Ezquerra) y sus morreos con la redactora de la Sexta, la Milá y los suyos, el “Espe, si no nos das el cinco…” y lo que sigue de los metreros en huelga, Dragó y sus lolitas, Almudena y sus monjitas,  en fin para qué seguir con el mefítico aroma de estos tiempos detestables, l´air du temps indiscutible en el Reinado de la Mugre.
     
     Y estas toneladas de zafiedad incalculable (dice el del Sálvame, no en vano Premio Ondas, que es que hay que tener sentido del humor, hombre) que cada vez con más asiduidad vierten sobre la audiencia, hasta que nos hayan del todo pervertido el gusto a todo el mundo, hasta que borren de las memorias cualquier atisbo de un mínimo refinamiento, hasta que seamos nosotros mismos los que sintamos vergüenza de siquiera imaginar algo noble,  les hacen a ellos de oro, son la palanca de su ubicuo y lujosísimo caché. Sabe Sostres de sobra, como lo sabía Izaguirre, que los artículos serios nada valen, que la enjundia de los razonamientos o la pulcritud de la escritura no sólo ninguna puerta abren, sino que la cierran más y más a quien sin padrinos la enarbola, como si  su sola presencia levantara acta y fuera espejo de la inmundicia de los podridos cancerberos del Sistema que deciden lo que sale y lo que no,  y que sólo montando numeritos cada vez necesariamente más  chabacanos y estrambóticos arriban a la popularidad, es decir, acceden a los medios y a su suculenta pitanza.
    
     No son por tanto los rijosetes chufleteros de turno los responsables últimos de este hediondo estado de las cosas, sino la sistemática degradación de la instrucción que los políticos (algunos más que otros, of course) permiten, la decidida participación en dichos engranajes basurientos de los lideres de opinión sociales que “legitima” y prestigia  esos escatológicos circuitos que cada vez abarcan más espacio, y los directivos de los medios de comunicación que, como sabemos, tienen  doce meses y doce causas, sí, doce causas para algún día ser ellos encausados como destructores sumos de la sociedad.  
    
     En la, para mí, magnífica “Sexo, mentiras y cintas de video”, la angustiada y reprimida protagonista le confiesa a su psicólogo: ¿cómo pensar en hacer el amor con tantas toneladas de basura por el mundo? A ver, Sostres, majete, dále tu la solución a la Macdowell. 

6 comentarios:

aspirante dijo...

Hemos descendido a insondables abismos de cutrez, chabacanería y mal gusto, arrastrados por la indolencia, la incultura y el relativismo moral.
Pero yo pensaba que éste era el reinado de Juan Carlos I.

Ángeles Hernández dijo...

Nosotros, los que no somos cutres y además nos duele y nos repugna esa inmundicia ¿no podríamos, usando las armas de la publicidad sencilla, instilar un poco de buen gusto?.

Los sesudos ensayos no atraen sino a una minoría, por tanto, es cuestión de emplear las energías en enseñar y educar, sencilla y agradablemente a los lectores y espectadores del
triste espectáculo que citas.

Quizás tengamos que mover ficha, aunque no sea fácil.

Un abrazo Á.

Natalia Pastor dijo...

Como dice Aspirante con tino, esta sociedad en la que vivimos ha sucumbido a una degradación moral, a una estulticia que resulta nauseabunda e insoportable.
Nadan en la zafiedad a diario y se regodean en lo cutre, soez y ordinario con la complicidad de la masa.

César dijo...

Le confesaré un secreto, escrito mío, un poco avergonzado por incrementar en esta su casa mi proverbial inmodestia. A mi la cutrez me ha venido de perlas; en cuanto comienzan esos programas-a cualquier hora, los hay a cualquier hora- me enfundo unos amplios cascos y me pongo a escuchar música mientras leo un libro. Eso sí, de un autor muerto hace más de 55 años. Ayer mismo, en habiendo salido a pasear, me apeteció beber un agua- de Cabreiróa, es mi pueblo-para lo que entré en un local en donde las expenden. Nada más entrar, allá arriba, como un trueno amenazador sonó la voz de uno de los calvos-no los del atún, de los otros calvos, esos que se empolvan la nariz- y a pesar de que ya había pedido el líquido elemento, me disculpé con la señorita que me la servía y volví por donde había entrado a continuar con mi paseo. Si es que ni beber un agua te dejan en paz, los jodidos chillones.

Jujope dijo...

Esta misma mañana, haciendo un barrido (nunca mejor dicho) por las múltiples y denigrantes telebasuras españolas, para intentar llegar a algo mínimo de calidad, me topo con la bazofia de Gran Hermano y a una niñata mascullando que había "recogío" ¡7 klínex! alrededor de la cama de un coleguita y que ella recogió también uno que era de ella. Otras dos titis la escuchaban embelesadas. Vomitivo y pedorro todo.

Creo que a muchos les ha pasado con la Milá, como con el Sardá, que han infravalorado sobremanera la capacidad de ambos de representar como nadie a lo más granado de la intelectualidad progre del memento zapatétrico.

José Antonio del Pozo dijo...

-Aspirante:yo también creo que hemos descendido
-Ángela: no sé muy bien cómo pueden moverse esas fichas. Otro.
-Natalia:el amarillismo siempre tuvo y tendrá su espacio en una soc abierta, pero que se prestigie tanto, que se le den tantos y tan principales espacios, que los líderes de opinión que se quieren serios entren por la pasta a legitimarlos, ése es el descalabro moral
-Cesar: bonito relato, véase como un buen agua hácese turbia y menor de golpe por emanación de la telebasura
-Juante:lo de los klinnex es que es pero que muy simbólico.