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sábado, 31 de enero de 2015

Tiempo de Celebrities

    



   Más, mucho más que la valía o el mérito intrínseco de algo –apenas se dan ya casos de la paulatina aceptación de un producto artístico bueno sin Nombre ni Padrino que no sea hipersensacionalista- son hoy las Celebrities, esas aladas deidades prototípicas de esta Era admiradora, quienes consigo poseen los Poderes fulminantes capaces, en sólo un abrir y cerrar de sus ojos venerados, con sólo un guiño suyo, de catapultar esa obra al Olimpo de la difusión y redimirla así de la penosa y grisácea odisea del ostracismo.
     
   Si, como bien sabemos, cada loco con su tema siempre va, loco de fiasco yo con el escaso fruto práctico de mis desvelos y de mi imaginación creadora, así la proposición general de arriba explayaré: si por prodigiosa casualidad de la vida conociera yo al conocido del amigo de un primo lejano de Cristiano Ronaldo, un decir, y tuviera éste a bien, aunque fuera sólo por trastorno pasajero suyo, o por mero capricho de dios, salir un solo día ante las cámaras con la portada de mi pobre libro en ristre –no digamos ya si posara divertido y enfrascado leyéndolo- no tengo la menor duda de que en horas veinticuatro, lector, esta nada con ínfulas a quien aquí lees transformaríase en el nuevo Ken Follet de la retropostmodernidad, con estatua incluida.  
   
   Te digo más: creo que bastaría con que le diera, aunque fuera por simple descuido, Cristiano Ronaldo, o quienquiera sea le lleve su twitter, un retuit a uno de los míos con que infructuosamente ofrezco en las redes mi pobre libro, para que sobre él, ungido y renacido al Mundo, se concitara al instante la atención y el interés de media Humanidad, ad, ad, ad, ad.
     
  Armaría entonces, tras esa divina intervención, mi libro la de Troya, sí, hasta tal punto rigen las Celebrities, como los dioses griegos sólo que del todo y a todas horas visibles, los destinos de los pobres mortales y sus penosas cuitas, ensalzándolos y confundiéndolos según y cómo. Oh, Cristiano, yo no busco el éxito. ¿Sabes?, yo sólo reclamo un poco de atención para lo mío.




SINOPSIS DE "LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS"
    
   Me preguntaban ayer, “bueno, vale, ¿pero tu libro de qué va?”. Me hubiera gustado contestar lo de Woody Allen a propósito de “Guerra y Paz”: “Va de Rusia”. Decirle yo: “Va de las ilusiones”. Pero esos lujos le están vedados al bloguero anónimo.
Tuve entonces que pensarlo.
    Mi libro cuenta la historia de un cuarentón al que su mujer, que ha encontrado otro más alto, más fuerte y más guapo que él, le señala la puerta de salida de casa. Descubre entonces de golpe su minusvalía emocional: un paria en la tierra de los afectos. De cuanto le ocurre después, cuando ha de salir al mundo, que le es ancho y ajeno, para superar su zozobra, para engañar a su desconcierto. De lo duro que se le hace ese aprendizaje elemental de la supervivencia afectiva. De cómo hallará en la propia escritura, y en los humorísticos y sentimentales encuentros y desencuentros de la realidad, a trancas y barrancas, la brújula que le permita hallar al cabo su lugar al sol,  una imagen aceptable de sí mismo, y levantar así el muro de la obturación interna que le impide ver la belleza y el propio absurdo del mundo y de la vida, que es lo único que tenemos. De eso, de esas ínfulas buenas trata mi libro.

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