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domingo, 3 de mayo de 2020

DE TANTO LAVARME LAS MANOS (CONFINADOS, DÍA 50)



   Oye, con tanto lavado, con tanto agua sobre ellas en chorro durante estos días, ahora que me fijo, se me han puesto las manos muy blancas, blanquísimas como la nieve pura, tendrías que vérmelas, y suaves al tacto como osito de peluche sobre mejilla de niña, tú, muy delicadas y brillantes, bien perfiladas y bonitas, como lirios del campo, que me dan ganas de a mí mismo acariciármelas, ah, qué prodigios no obrará el agua, y el mirar atontado a mis manos me lleva la mente en volandas a las tuyas, claro, cómo me gustaría, mujer, que ahora me las vieras, bueno, y a mí ahora mismo verte las tuyas,  tus manos enérgicas y  a la vez propicias, preseas que llevaran un licor por dentro, como esos campos que con cavarles un palmo mana de ellos el agua dulce, y chocarnos y entrelazarnos luego muy despacio las manos, las tuyas y las mías bajo el aguacero del grifo confundidas. 


   


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