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viernes, 1 de julio de 2022

¿HAZ EL BIEN o HAZ LO QUE TE DÉ LA GANA?

 


¿Cómo conducirnos en la vida? La esencial pregunta nos remitía enseguida a una Ética, ¿no? Solíamos remontarnos al imperativo categórico kantiano (obra de forma que la máxima de tus actos pueda servir de ley universal). Escuchábamos en todo caso siempre un genérico “haz el Bien” y, digo yo, mira más o menos con quién. ¿Cuál es la concreta e imperativa formulación que ahora escuchamos por doquier, tanto en líderes de opinión como en ciudadanos del común, igualados en esa básica elementalidad? “HAZ LO QUE TE DÉ LA GANA”, añadiendo a lo sumo algunos el consabido “respetando al otro”, respetando la gana del otro, será. Lo que resuena sobre todo hoy, ya digo, es ese “tú haz lo que te dé la gana”, cuando no un más crudo “lo que me sale del co…” o “de los co…”, según sea el zafio género del encantado/a de conocerse de turno. Hemos descendido, pues, del alto campo moral al bajo campo fisiológico. El lenguaje dominante, el mayoritario, nos revela a su paso los valores o SINVALORES del momento. Ese “lo que me dé la gana” del que tan ufanamente escuchamos alardear a tantos, instruidos o por instruir, -los líderes de opinión ganan puntos entre la Gente si se expresan chuscamente- refleja bien el difuso hedonismo pragmático ahora reinante que huye de las complicaciones morales (como la de mantener –no otra cosa nos hace personas- cierta coherencia normativa en la vida) para centrarse en el “momento”, en ese muy gráfico y sobado “según me dé el PUNTO”. El “hacer lo que me dé la gana” alude, más que a una deliberación íntima y juiciosa, a la exacerbación del capricho y del elemental e instantáneo antojo, esto es, a la reivindicación de la más descarada irresponsabilidad, ad, ad, ad, ad.

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