Bajaron de golpe en los madriles las temperaturas matinales. Avisado por los partes meteorológicos, que por estas calendas siempre al detalle sigo, me lancé yo bien temprano a la calle, con secreta fruición ya aviado, resuelto a por nada del mundo perderme una de las dos más hermosas mañanas que cada año consigo contiene. Toca ahora contar esta.
Lucía ya un sol ascendente, como el enorme doblón de oro que acabara de escupir la fábrica de un alto horno, mas resultaba su ley entonces la propia sólo de una moneda voluntariosa. Más que él imperaba por las calles un aire, que aquí llaman biruji, que a esas tempranas horas era frío alfiler más que caricia contra el rostro. Atirantaba por sorpresa la piel de los viandantes con su filo entrometido. Perfecto, tal y como esperaba, me dije, frotándome también yo las manos. Me pertreché sobre un banco municipal, en el que calculé que pasaba yo del todo inadvertido, me dispuse, como el otro en su hamaca, a la divina contemplación, y en efecto, pronto ante mí empezó el espectáculo.
La gente afluía, con más viveza que días atrás, en su mayoría a las bocas de metro y a las paradas de los autobuses. Los colegiales, con las mochilas a cuestas, algo soñolientos incluso para descifrar la tibieza insospechada de la mañana, enfilaban en sonámbulas rehalas el camino del colegio. Pero yo sólo tenía ojos, y qué se le va a hacer, para observar a las numerosas mujeres, de muy distintas edades y aspectos, en la colorista variedad que a mi sentir con su atuendo y estilo le ponen ellas a la vida, sorprendidas todas como a traición justo esta mañana en su indumentaria, aunque acaso más en su cuerpo y sobre todo en su ánimo, por la sorpresa punzante del frío que de improviso les señalaba en la misma carne el súbito final del verano.
Ni una sola de cuantas pude ver, incluso en las más previsoras que habíanse pertrechado de rebecas y finas chaquetas, dejó de ejecutar sobre la marcha el maravilloso gesto que cada año a mí me reclama: esa gracia con que las mujeres, sin dejar de caminar, se abrazan a sí mismas, envolviéndose el torso y los mismos brazos desnudos, cruzando las extremidades sobre el cuerpo, enroscando los brazos como boas anilladas bajo el pecho a la propia cintura, preservándose así con las propias manos de la manaza insolente del viento frío que les buscara a ellas su más delicioso costado.
Era precioso estar ahí viéndolas, atisbando el instante en que cada una, con una pizca de ronroneo de escalofrío en el encogerse, como cerrándole el paso a un invasor invisible y entumecido, iniciaba la apertura y el despliegue de sus brazos en echarpe alrededor de sí mismas, reteniendo en mi mirada ese aleteo tembloroso de alondra friolera, porque en lo que duraba ese revuelo de levísimo espasmo, en ese microscópico lapso, además de admirarlo, tiempo me sobraba a mí para colarme en el íntimo espacio que sin darse cuenta entreabrían ellas mismas contra su cuerpo, de suerte que era como si a mí cada una de ellas contra su cuerpo estrecharan, y me abrazaran, aspecto éste que, yo lo reconozco, yo pecador aquí me confieso, bien reconfortante me resultaba.
Llevado ya por la deliquio septembrina y preotoñal, era también como si al abrazarse a sí mismas, esto es, al abrazarme contra ellas, por un instante bailáramos juntos los dos –yo que del bailoteo nada sé, quizás por eso- en el arranque de la tibia mañana, sin que nadie nos viera y pudiera por ello amonestarnos, y de esta manera la inclemencia imprevista del tiempo quedara así en algo amainada. Bueno, joer, esto es sólo un día al año. Y además, me tenía ya que ir a trabajar.
50 comentarios:
Tampoco yo sé mucho de baile....¡pero si te parece....sigamos juntos caminando en este tiempo que ya es de rebecas y echarpes!!!!
Besos
(jo...qué bonito me ha salido jaja)
Qué, José Antonio,¿ practicando lo de la contemplación por si el zapatillas te lleva de asesor en su nuevo curro ?.
Pues yo eso de bailar más bien poco, y menos por las mañanas y tempranito, ya que hasta que no almuerzo no soy persona. Saludos José Antonio.
Lástima que se acabe el verano... gracias por invitarnos a contemplar la perspectiva desde ese banco.
Me ha encantado!!!
Saludos.
Anda que... si ellas supieran que te habías colado entre su pecho y sus brazos... Te guardaré el secreto, pecador.
Eres el ejemplo vivo de que en cualquier pequeñez hay poesía.
Hasta pronto.
Si es que las chicas guapas tenemos gestos muy dulces...
Conclusión, lapsus pre otoñal con contemplación y retención visual de modales en varios objetivos femeninos.
Saludos.
El otoño también altera la sangre y aunque todavía estamos en puertas, ya se empiezan a notar sus efluvios.
Un abrazo
Con este post vas a conseguir que alguna mujer se lo piense dos veces antes de hacer ese gesto, inocente para ella, pero sugerente para ti.
Las estaciones nos cambia José Antonio. Creo que es el otoño y la primavera las que más nos altera.
He podido yo también "sentir" el baile.
¡Feliz día!
Lo que está claro es que tienes una imaginación capaz de desmenuzar con sumo arte de tus escritos.
La descripción del modo de preservarse de los primeros fríos en ropas caducas según el tiempo de las féminas que veías es sencillamente genial.
Me encanta cómo lo comparas a un baile y cómo escribes.
Felicidades y mi admiración profunda, por tu escrito.
Oye, pues se agradece leer algo diferente al habitual y matutino cabreo nacional.
Gracias.
p. d. soy Inés, antes Inesperada.Me confundí y te comenté desde la cuenta de gmail, ays qué lío.
Para eso de baile fui siempre negado. No fui capaz ni de aprender a bailar un pasodoble. Y eso que en mi tierna infancia me cansé de ensayar con una escoba.
Sludos
Aaaah, cómo me reconozco en ese gesto, yo que ando quejido en bandolera, a cuestas, todo el verano, cuando llega la primera fría amanecida de Septiembre me acurruco y me abrazo ¡quién lo hubiera dicho semanas antes!
Brillante José Antonio.
Un abrazo.
Esos gestos tan insignificantes para ellas y tan íntimos y preciados para nosotros. A mi también me gusta mirar a las personas e imaginarme que es lo que piensan y hacia donde se dirigen. Un abrazo.
A bailar se a dicho...si, señor!!! si eso es lo que quiere el cuerpo hay que darle gusto....
Besos
Eres develador de misterios femeninos que al común de los mortales se nos escapan...a partir de ahora me fijaré más, aunque en el norte de Castilla las mozas estan muy curtidas al frío.
Saludos
Telas marcando lujuriosas "bultos" semi ocultos... promesas de "calor".........¡Tú si que sabes!
¡Quien pudiera ser poeta!
Ves, José Antonio, yo también suelo llegar a reflexiones parecidas cuando piso la calle... hasta que la típica colleja femenina me vuelve a la Tierra...
Así, a golpe de collejas, perdí mi romanticismo...
Tú, en cambio, lo cultivas en cada entrada.
Un abrazo.
Cuando veas ese gesto en un hombre...lagarto, lagarto jeje
Gracias a Dios, se acabó el caloruzo.
Maravillosa descripción de un gesto que, yo como cuanquier otra mujer,también hago cuando hace frío. ¡Feliz día!
¡Y que gustazo bailando bien agarrao!.., que nos quiten lo bailao.
feliz semana.
Hola!!!! Uffffffffffff!!!! Cómo se nota que entra el otoñooooooo!!!! BESITOS Y SALUDITOS DESDE CÁCERES.
El Otoño es lo mas parecido a la Primavera, y ya se sabe que esto sempre altera, y de esta situacion tu sabes sacar lo mejor. Me ha gustado tu contemplacion del frio y las señoras.-
FELECIDAES Y SALUDOS CORDIALES
Gran descripción del autoabrazo de las señoras y de tu baile de rebote. Eso compensa un poco mi pena -snif, snif- de ver partir el verano...
Una brazo
Qué agradable sensación me has transmitido. Un abrazo desde Venecia
chusa
yo bailo bien pero ahora no voy pero la musica me enloquece y si estoy sola en casa bailo y rimo poesia
te deseo feliz semana
un abrazo
Marina
Qué agradable ver a un hombre que sale a contemplar. Ya que de animalidades andamos hartas, es bueno saber que el animal dormita y el hombre contempla con arrobo ese abrazo calientito. Un hombre contemplativo evoca danzas y secretos.
Hola José Antonio!
Paso a agradecer aquel comentario tuyo en mi última entrada, me tomé un tiempito pero ya volví.
Se ve que el cambio de estación también hace sus maniobras en mi!
¡Saludos!
Vamos que en el fondo, estabas al pase de la "paloma". "Mu" bien escrito, pero al acecho andabas pillín.
Vengo a darte las gracias poor tu visita a mi blog.
Mucho has madrugado para poder sentarte en un banco y dedicarte a la comtemplación ¿no?
Un saludo
Pero es fresquito que no suele apagar calores. Aunque un poco de nostalgia sí que deja.
Saludos
Hola. J. Antonio. Muchisimas gracias, por sus palabras en mi blog. Con mas calma pasare un dia a visitarlo.
saludos blogueros.
Hola José Antonio
Aunque de momento por estos lares no hace tanto frío mañanero como en Madrid. El abrazarte y darte calor, si es un gesto que solemos hacer las mujeres. Es algo que sale sólo.
Besotes.
hl, Jose Antonio!
es lo q tiene el cambio de tiempo.. un buen bailoteo es una manera muy aceptable de adaptarse.
Un saludo, me apunto a tu blog.
Que buena entrada José Antonio, es una estación muy romántica. A mi me gusta mucho.
Un abrazo.
Maestro, las mujeres nos quitan el sentido desde que nos levantamos haga frío o calor.
Hola Jose Antonio.
Una agradable historia urbana.
Cualquier estacion del año es perfecta para bailar el son que nos toquen.
Abrazos.
Ricard
Hola Jose Antonio.
Una agradable historia urbana.
Cualquier estacion del año es perfecta para bailar el son que nos toquen.
Abrazos.
Ricard
Nunca, una sacerdotisa, ha de desvelar o criticar los arcanos del ritual; pero tengo derecho a elaborar una crítica inclemente, como mujer, sobre esas mujeres.
Saludos blogueros
A mi tambien me pasaba en otoño y en cambio la primavera ni me alteraba ni na de na...Lo que a los hombres lobo con la luna, a mi era esta estacion quien me transfiguraba, yo pensaba que eran ellas y que va... era quien era, que no era yo pues en amor me cambiaba,Yo podia haber sido una leyenda...... o una epopeya si nos juntamos varios.....
Ya te imagino a esa hora en que aparecen las furgonetas de repartidores como si fueran a la guerra,(Anda que no debe estar bonito esto, la mujeres ahí quietas y yo aquí de perfil como un Marcello Mastroianni ... ¡Pues no viene nadie a verme!...me voy a trabajaar...) pero ni Picasso se atrevió a pintarlas como tu cuentas... que seria comunista y todo lo que se quiera, pero con las mujeres...fue más domador de fieras que el alter-ego de Fellini latigo en mano, sombrero y dandose un baño con todas las mujeres de su vida.
Usted si que sabe Don José Antonio, pillin. Saluditos.
Qué bueno, cómo me gustan los textos sobre pequeños detalles como este del cuerpo de las mujeres que se estremecen un poco y se abrazan a sí mismas porque el día se ha levantado frío
De vez en cuando uno necesita de estos instantes, recrearse en el mirar por el solo hecho de contemplar...
y dando rienda suelta a la imaginación.
un abrazo.
Que bonito José Antonio.
El verano ya se fue y el fresquito a llegado a muchos lugares sobre todo acá en el norte.
De chaval he bailado mucho y con las chavalas no te digo nada solo que es lo mejor, sobre todo juntitos, jajaja.
La observación de los gestos a quedado CHAPÓ.
Saludos cordiales José Antonio.
Hola José Antonio, ya de regreso de mi descanso veraniego, paso a visitar a mis amigos.
Sabes una cosa, que cada vez que sienta el fresquito mañanero y me proteja cruzando los brazos, creo que me acordaré de ti.
Gracias por compartir esos pensamientos tan íntimos, ha sido un placer leerte.
Hasta pronto amigo.
¿Tienes todas las palabras en negrita?. Da la impresión de que sí. No es algo que ponga contentos a los buscadores como Googlebot. Adviertóte, je,je.
Ayer la lluvia fue cicatera con nosotros. Todo quedó en un agobiante ir y venir de soplos de viento que temían chocar con las caldeadas paredes de las casas.
Hoy ha llegado este día a mi ciudad. No había ningún observador apoyado en una farola, sentado en ningún banco, estirando el momento para poder mecerse entre los brazos de nadie al ritmo fácil de esta embriagadora melodía: El Farol (Santana). Para otra vez.
Ese Jonás dentro de la ballena.
Ya lo siento.
Para mí, por la amarga experiencia de la vida, es como descender el Maelstrom.
Buenas noches.
A
Gracias, A.
Publicar un comentario