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miércoles, 26 de junio de 2013

Nadal derrotado



   A media mañana del lunes esto le escribí al Sr Twitter: “bueno, que Nadal ganara su III Wimbledon sería ya la Consumación de los Tiempos, pero si cae en primera ronda, no le querremos ni un pelo menos”. Esa tarde, en efecto, caía Nadal derrotado a las primeras de cambio ante un tenista desconocido. No habrá este año, pues, esplendor sobre la hierba de Rafa. ¿Y qué? Quienes de verdad le aprecian, un poco más ahora se sentirán próximos a él, de la misma forma que nos notamos más unidos a un amigo en la dura contrariedad que en la espumosa francachela.
  
   ¿Consiste acaso el deporte, trasunto de la vida, como aquella vez sobre el fútbol aseguraba el llamado sabio de Hortaleza, Aragonés, desorbitada la yugular, atropellada la dicción, fiero el mirar…  “ganar, y ganar, y ganar, y volver a ganar, y ganar, y ganar”? No, el deporte, la vida, es ganar … y perder. Casi diríamos que es sobre todo perder, pues la camisa de la derrota se aviene mejor a la indumentaria global de las sucesivas pérdidas en que la vida consiste. De niños, a la par que crecemos y desplegamos nuestras alas, es todo ascender y ganar, sí, pero muy pronto comprendemos que sólo nos esperan ya sucesivas e inevitables derrotas. ¡Por eso nos remueve tanto una victoria inesperada, por su pura precariedad! C´est la vie. 
   
   Ocurre que vivimos hoy sumergidos bajo una especie de religión del éxito, y el relativo prestigio moral que acompañaba antes el aura del fracasati  -si la sociedad era, es y será siempre injusta, el perdedor representa y expresa entonces de una manera más veraz y honda ese desorden frente al apabullante y a menudo impostor triunfador, y ese amargo atractivo del derrotado, de su apenado sentir, así lo reflejaban los textos canónicos de esas épocas- se ha evaporado en pro de los vacuos oropeles del triunfador, que nunca por otra parte tiene carnaza bastante en que saciar su sed de ganar.
      
   Está luego la serena sabiduría que parece haber alcanzado Rafael Nadal en los últimos tiempos, y que ya aquí le señalamos tras sus palabras al ganar Roland Garros. Como si mordisqueara la Copa de la verdad misma, ha dicho ahora: “La vida sigue. No es algo dramático, es deporte, un juego… Estas dos semanas extras, este tiempo que ahora tendré, es tiempo que en parte he ganado para hacer otras cosas”. ¿Es entonces por esta derrota sobre la hierba menos campeón Nadal? No lo creo. Es más humano. Le admiramos igual así. Le queremos un poco más incluso. 



LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen de la obra en post del 27-1-2013 y 1-2-2013)
154 pgs, formato de 210x150 mm, cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)

4 comentarios:

Noumenadas dijo...

¡Maldito tiempo, vapuleado y vilmente entrecortado de estos malhadados días de triunfante cinquillo raspaoooo... para todos los aplicados y sesudos empollones de "educación para la ciudadanía zopetarda"!

Buen post este. Y cabal. Ya lo digo de entrada: "soy un puto perdedor", ¿y? Estoy feliz y colmado de gloria bendita en el bando donde no está la infanta y su patético pagafanta de la kutxa vasca o como se diga.

No tengo que soportar la indignidad del reculeo constante de ese pobre Wert, que quizás confunde la educación de las buenas maneras con los cejudos que le lanzan lapos verdes a la calva, con la Educación con mayúsculas, que en estos pagos se cargaron (sin erre, pero con ere, también) los iluminados sociatas que nos iban a llevar a este mundo asqueroso de alicias y peterpaneros.

Sí, definitivamente: me fiaría mucho más de los putos (y putas) perdedores de Masterchef para dejarme invitar a gin-tonic y el plato que más le gusta al rey (huevos fritos con papas), que no del que ya han decidido, desde el minuto cero, que va a ganar el concurso.

Ítem más: ahí tenemos a la crack kampeona y vencedora de la tele: la milana bonita y aristócrata hasta cagando, Merceditas Milá. No. Es estéticamente escamante quien no tiene la humildad de saberse perdedor y pretende hacernos tragar la rueda de molino de que "todos y todas, con una inteligencia u otra, son excelentes". Excedentes, más bien, todos esos malditos peterpaneros que quieren vivir del cuento cara a la galería, para vivir a todo trapo en su oligarquía sectaria y secreta.

Saludos

Cati Serra dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
César dijo...

Es cierto que las grandes figuras son multinacionales manejadas por otras multinacionales, pero no es menos cierto que son imprescindibles para crear mimetismo y sin duda lo crean. Todas las grandes figuras del deporte han hecho más por la práctica de ese deporte en la juventud, que miles de millones en polideportivos que finalmente quedan para conciertos de bacalao. Y ron.
A Nadal espero que no le pase como al resto de figuras que a los 28 estaban ahitos de triunfos y dineros y así es muy difícil concentrarse en la tarea.
Si repasas la historia de tenistas que se quedaron a medias después de una gran victoria ( Berasategui, Bruguera, Ferrero..) te das cuenta de lo diferente que es el mallorquín.
Que en España somos de mucho derribar mitos, carallo!

Cati Serra dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.