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lunes, 20 de abril de 2020

EL SOL (CONFINADOS, DÍA 37)




   El Sol, espléndido esta mañana, como un niño jubiloso que hubiera por ahí ganado una medalla de oro, trompeteando su alegría tras los ventanales. El sol cantando por soleares, diríamos. El sol esta mañana, más que el astro Rey, mucho más que eso, un astro amigo que viniera a acompañarnos, a trasvasarnos un calorcito más que humano. El sol, que a los muertos y a sus deudos, poco puede confortar, eso es cierto, que deidad omnipotente tampoco es. Dicen que el Sol achicharra a estos virus, amén Jesús, que no creo que nadie vaya a denunciar la eliminación de esta especie. El sol, que los más viejos tanto agradecen, quizás más ahora que nunca, pues les caldea por dentro los huesos y el ánimo. El sol, que pareciera salir hoy para ellos, señalados por esta Parca, más que nunca también. El sol que es en sí una proclamación radiante de la Vida, que podría parecer hoy un desperdicio en medio del confinamiento, que es toda una tentación a romperlo, a saltar el balcón en su busca, que es, con todo, bálsamo único para la prisión de estos días tristes.  El sol solete, que ha irrumpido esta mañana a canturrearme los buenos días. Le abro de par en par la ventana, cierro los ojos ante él, le extiendo los brazos y a su resplandor yo me abrazo, por supuesto. Buenos días, Rey.   

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