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domingo, 3 de junio de 2018

En las redes sociales, como en la vida misma




   En el Facebook por norma se empieza pidiendo amistad, que es bien bonito eso, de forma que, en principio, cuantos navegamos sus aguas azules, somos unos de otros amigos todos.  En el Twitter somos seguidores de todos todos. Resulta luego ese impulso inicial un poco falso, claro. En las redes sociales, como en la vida misma, hay personas –no es preciso para ello pensar igual en todo- con las que intuitiva y naturalmente conectas, esto es, te entiendes, te aprecias, te comunicas y mutuamente así con ellos te enriqueces, nunca te cueces. Y hay otras que… en fin, que te dices eso, con “amigos” como éste para qué quiero de los otros. Y aunque la cinta continua y supersónica de pantallitas en que las redes consisten amenace con desintegrarnos la perspectiva y la memoria propias, también como en la misma vida, aún no las hemos perdido del todo. Que nos acordamos, vamos. Que el misterio y el milagro de la comunicación, pese a la distancia, así es.  





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viernes, 22 de agosto de 2014

Amenazado de muerte ayer de nuevo, ¿por ser "gentuza liberal"?

   



    Volvieron las oscuras aves de mal agüero, volvieron.
   ¡Y quería haberme perdido yo ayer la tardecita que me esperaba en el Twitter, válgame Dios! Hacia las cuatro de la tarde, uno que sin venir a cuento –y sin ningún diálogo previo- hace dos meses  me cubrió de improperios (“estoy hasta los huevos de gentuza liberal como tú”) e insultó como puta a la mía madre, aventura que aquí narré, y de quien más no había sabido, me tuiteó para amenazarme además, por haberlo contado  http://elblogdejoseantoniodelpozo.blogspot.com.es/2014/06/aventuras-y-desventuras-en-el-twitter.html     ,  con denunciarme. Le animé yo a hacerlo, pues sería esa buena ocasión para más denunciarlo yo a él.
    
   Al momento, otro, con quien jamás he hablado, de quien sólo sé, y no lo había leído entonces, que me había respondido por TW a mi post sobre Maruja Torres (20-8-14) con un estricto “pero quién eres tú”, y en cuyo perfil reza “periodista y machaca emérito, apasionado del fútbol, la política, la justicia y la equidad. Aún aprendo” –comprenderás, amigo lector, el cruel castigo que supone para mí el no poder desenvolver ahora la más mínima ironía sobre el mismo-, refiriéndose inequívocamente a mí nos escribió: “hay que matarlo”. Pantalleé por supuesto la amenaza de muerte y di cuenta de la misma, denunciándola, a la Policía.

        
   Cambié, hace un par de años, mi foto real por la imagen de Bécquer, de quien soy devoto, por el mismo motivo. Retorno a Brideshead, pues. Con cosas como éstas hemos de vérnoslas. Y nada, fiel lector, que, sin añadir más, quería compartir yo todo esto contigo, con la misma encontrada excitación con que una persona arde en deseos de contar a sus más íntimos amigos la estrambótica peripecia que ayer mismo por la calle le asaltó. 

viernes, 18 de julio de 2014

El PP de Madrid pide ayuda por Twitter, como lo oyes




   Que el PP en general, mientras se derrite por hallar la silente anuencia de las Celebrities progres, a los anónimos publicistas que defendemos ideas  no izquierdistas por completo nos desprecia, es cosa más que sabida. Que en general sus altos mandos desdeñan la importancia de explicar y defender, también en las redes sociales, con convicción las propias ideas, permaneciendo hieráticos y mudos ellos en sus elíseas alturas,  sin mezclarse, no sea que se vayan a manchar, con el populacho que configura la base social que milagrosamente les vota, es también asunto conocido.
   
   Que se complacen sus Jefes en ignorar las pautas elementales de la comunicación pública en las sociedades modernas, y la relevancia de aglutinar simbólicamente la comunidad política propia para que sea ésta duradera, y que adolecen también de apertura a la sociedad informal, incluso a la parte de esta que los mantiene en el Poder, para atraerse a los elementos que más valiosos podrían resultarles para las causas que dicen defender, es asimismo algo notorio y difícil de rebatir. A veces en su contumacia se superan a sí mismos.
   
   Ayer el PP de Madrid lanzó varios tuits al orbe recabando en general “ayuda” para “recopilar declaraciones y artículos de Pablo Iglesias” que ante la Opinión Pública desenmascaren su peligroso populismo filochavista, tras el anuncio de la querella judicial de éste contra Esperanza Aguirre. ¿Es ésta una buena manera de hacer las cosas por parte del partido mayoritario? ¿Es acaso imaginable en los “cerebritos” publicitarios socialistas una ocurrencia así? No se sabe qué asombra más en este insensato conato, si el candor bobalicón implícito en el mismo –que por cierto, copia un recurso que el propio Pablo Iglesias, cuando era nadie y por tanto carecía de medios, y que le valió duras críticas, utilizó en las redes para reunir declaraciones de opinantes que le llevaban la contraria- o la paladina revelación de la propia inoperancia.
    
   Resulta que, hace meses ya, llevamos muchos, incluso los míseros blogueros sin nombre, venga a producir piezas –con docenas de citas literales, de vídeos, de documentos concretos- alertando a la sociedad sobre la amenaza totalitaria que pueden encerrar las ideas de los Podemos…. ¿y nos sale ahora el PP de Madrid con éstas? ¿Y a qué carajo entonces se dedican los cuadros profesionales del Partido Popular de Madrid para casi rogar ahora auxilio? ¿Todo eso es lo que documentan, lo que elaboran, lo que trabajan, lo que de sí dan? Son también esos tuits la anonadante demostración de que no leen ni escuchan, ni prestan atención a nadie.
      
     Sin ir más lejos, el día anterior a los “tuits de la ayuda”, en personal correlato  del asunto, el portavoz parlamentario del PP en la Asamblea madrileña recomendaba por TW un artículo de Vidal Folch en El País  que comentaba el primer gran error de Pedro Sánchez en el PSOE. Algún seguidor suyo y mío lo retuiteó, así que a mis ojos llegó. El bloguero fracasati que me habita, ya tú sabes, lector, vió que ni pintada la ocasión para meterla de canto. Así es que, después de marcárselo como favorito, allá que acudí, deseoso al menos de hacerme oir:
    
   -gracias, I. ¿Y el mío? “El PSOE y los tres mosqueteros”.

  
   Y públicamente le envié mi artículo, las ideas y razones que el mismo contenía. Como toda respuesta obtuve, por supuesto, en los morros el invisible guantazo del total silencio. Piden ayuda ahora. Lo que te digo, que dan ganas de hacerse progre. Mejor, a mí y a mi pobre libro, nos iría. Sniffff.





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“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)

domingo, 22 de junio de 2014

Más enseñanzas del Twitter

     


   En los últimos días, a propósito de que metiera uno la cuchara sobre el rifirrafe televisivo que en las pantallas de Cuatro dióse entre Beatriz Talegón, musa infusa del ala radical del PSOE, y Joaquín Leguina, que en ese campo lo ha sido casi todo, que es además novelista y ensayista de éxito, ha tenido a bien este último –y mucho de corazón yo se lo agradezco, de veras- el retuitear entre sus seguidores, es decir, ha querido él ampliar el eco de lo que uno escribe entre sus seguidores, estos tres tuits míos:
-“Yo soy Leguina, y una parvenú como Beatriz Talegón en público quiere echarme del partido, y le digo al PSOE: ¿ella o yo?
-“Es el Vértigo socialdemócrata ante el fantasma de Pablo Iglesias el Joven, que les trae de los nervios”.
-“Menos puñetazos y más ideas, ¿no?”. (en respuesta a un voluntario que incitaba a Talegón a “dar un puñetazo encima de la mesa y controlar ese partido putrefacto de Felipe González y Joaquín Leguina).
     
   A ver, no es que tres RTs de Joaquín Leguina le saquen a uno de su  ostracismo, ni el que Eduardo Madina y alguna otra celebritie progre sean seguidores míos signifique o cambie nada, ni tampoco el que Carmen Chacón durante unas horas me followeara (  http://elblogdejoseantoniodelpozo.blogspot.com.es/2013/03/las-horas-durante-las-que-carmen-chacon.html   ) pero sí me parecen todos ellos datos indicativos de la atención, y el interés y olfato con que el mundillo sociológico de la izquierda sigue lo que se cuece en las “redes sociales”, instancias decisivas hoy en la conformación de la anónima opinión pública, tan importante luego en el momento electoral.
   
   ¿Ha recibido uno, escribiendo lo que a diario escribe, en el blog y en las redes, cada día batiéndome el cobre en defensa de las ideas liberales y de las orientaciones no izquierdistas, atención o aliento comparables por parte de líderes políticos o sociales equivalentes en el mundillo, por entendernos,  de la Derecha? En absoluto; sólo silencio, silencio y silencio he recibido. Traslucen así su propio desprecio por el debate de las ideas y por las redes sociales. Están en otras cosas y así les va. Del impulso a mi libro entre el mundillo sociológico de las personas normales de "derechas" (por seguir entendiéndonos) ya ni hablamos.
    
   El otro día, por hacer yo una sólo regular ironía sobre el gran Antonio Banderas, (“ayer oí que Melanie reclama 36 Millones de Euros a Antonio Banderas. Ojú, ahora se entienden los desmedidos elogios a Chávez del pobre Antonioooo”) recibí de una seguidora mía –y yo de ella- esta muy acre interpelación:
-“Puñetera obsesión! No sólo eres de derechas, además, sufres porque alguien piense de otra forma? Disfruta de Felipe VI”.

   Obsérvese lo prestos que andan a diagnosticarte –sin antes mirarse ellos- las obsesiones, lo que debes hacer y todo lo que encima, según ellos, “sufres” –se ve que son ellos la alegría viviente-, como arrojándote a la cara ese “sufrimiento”, porque otros piensen diferente. Así encajan la crítica. ¿No hay que estar siempre con los que sufren, le diríamos? ¿Son justas esas palabras en alguien que te sigue? Vamos, que le arrean estopa a uno casi a diario. Y … ¿a cambio de qué? a menudo me pregunto.

   
   Así es que cuando también el otro día la gran Comunicadora de Onda Cero y del Banco de Sabadell, Julia Otero, parafraseando el título de Stieg Larsson, tuiteaba sobre Alberto Ruiz Gallardón, para algarabía de su legión de fans, como el Ministro que odia a las mujeres, al comprobar a la vez el estruendoso silencio de algún responsable del PP que en las redes sociales le diera réplica, me dije y así lo tuiteé, “¿y nadie del PP contra-argumenta? Pues entonces yo paso”. Y por eso, lector, pasa luego lo que pasa. Siempre se aprenden cosas en el Twitter, of course.




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sábado, 21 de junio de 2014

Aventuras y desventuras en el Twitter

    



    La otra tarde tuiteaba, yo tuiteaba:
-“¿Y los históricos de la Ceja ante la abdicación, ¿dónde están? ¿están afónicos? Se escaquean, se apuntarán al bando ganador”.

  Algún seguidor mío debió retuitear entre los suyos mi tuit, pues al rato, un tal cesare azca pumpido, a quien no conozco de nada y con quien jamás de nada he hablado, atronándome el TL me respondió:
-“y tu puta madre dónde está?”

   Vaya hombre, pensé, el enrrollao de turno. No tuve más remedio que a mi vez contestarle:
-“¿a qué vienen esos dicterios, hombre?”

   Sólo que no debí lo más mínimo intimidarle porque raudo me retrucó:
-no te escondas y pon tu foto real

   Se refería a mi avatar cómo Bécquer. Iba a explicarle yo que me lo puse hace un tiempo, como simple medida de precaución ante un par de amenazas de muerte –nada serias, por otra parte, aunque vaya usted a saber- que a través del Twitter recogí, y también porque me gusta mucho Bécquer, qué pasa… pero el tono ilustrado de mi interlocutor… como que me disuadió de tomar esa senda, así es que no pude por menos que espetarle:
-y a usted qué le pasa?

   Esto era lo que ipso facto tuvo a bien cesare azca pumpido comunicarme que le pasaba:
-estoy hasta los huevos de gentuza liberal como tú, te sirve?

   Hum, me servía y no me servía. Lo de los huevos, lo de gentuza... a eso los liberales, enemigos del Pueblo por antonomasia, estamos habituados, pero el envite final… No, no me había quedado del todo claro el drama existencial de cesare azca pumpido… así es que no desistí para de nuevo interpelarle:

-vamos, hombre, usted sabe expresarse mucho mejor que todo eso, deme sus razones.

   Algo logré, pues cesare azca pumpido pareció escarbar en el albero delante de mí:
-conmigo no vaya de perdonavidas
Me dije, está bien, no me deja más remedio que soltárselo:
-¿no podemos dialogar?


¡En qué hora le diría eso! Pues cesare azca pumpido se esfumó… y no he vuelto a saber de él. ¿Volverán los oscuros cesare-azca-pumpidos en mi jardín sus nidos a colgar? Poesía eres tú, ya. En fin.





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domingo, 2 de septiembre de 2012

Cábalas para un tuit irreverente



    

    “Me tiraría ahora mismo a un minero o a un albañil”. Eso nada menos proclamaba el tuit. Ya se sabe que es absurdo querer aplicarle al Twitter los cánones valorativos usuales, porque tiene mucho éste de grito al vacío que nada persigue salvo el desahogo momentáneo. Ni mucho menos lo desprecio: a veces el Twitter parece el caótico fluir de las conciencias que transcribiera Joyce en el Ulises, ese río revuelto de rosas y de espinas, de diamantes y de basura. Es decir, que siempre esas aguas bravas, mayores y menores, arrojan alguna pepita de la fiebre del oro en estos tiempos.
    A ver, ese tipo de mensajes son frecuentes en el Twitter. La gente se embosca tras un avatar y suelta lo que le sale… de ahí mismo, que  ellos aseguran que les brota de otra parte de su cuerpo, pero que en realidad fabrican en su cerebro. Bueno, para esos desagües, además de para conocer a mucha gente que puede leerte, y para que personas normales alejadas espacialmente pueden entre sí comunicarse con una rapidez formidable, sirve el invento. Lo que llamó mi atención fue que el tuit de marras procedía de forma inequívoca de una mujer joven, elegante, inteligente y muy preparada, con una larga lista de seguidores en su estela.  
    
    Pensé primero: esto lo escribe un hombre y dices, bah, un botarate, y a otra cosa. Qué duda cabe que lleva implícito el tuit una reivindicación impetuosa del derecho a una sexualidad femenina en pie de igualdad con la del Hombre. Si tú, tío, tienes y aventas esas llamaradas de deseo urgente, igualito que tú las puedo tener yo y publicarlas tan fresca. Somos iguales, ¿vale? Por lo tanto transporta el tuit consigo un perfume genuino de rebeldía contestataria y de afirmación propia indiscutibles, y de censura al tradicional rol de ñoñería atribuido a la mujer.
   Conecta además a la perfección el tuit con l´air du temps presentes, con cierto discurso dominante que ya nadie censura,  dominado por la rudeza en la expresión, por lo gráfico y lo explícito de los términos usados, como los de las novelas porno para mujeres que arrasan ahora en las editoriales. Es, más que la expresión de un deseo real, como si la autora del tuit guiñase a la vez un ojo a sus seguidores, “véis, véis lo que soy capaz de poner, lo transgresora y heavy que soy, véis”.  Claro, puede uno también interrogarse acerca de si, en el afán por combatir el machismo cavernario, cierto feminismo rampante no ha devenido en la calcamonía inversa y penosa del mismo.
   
    Aparece así ese rol agresivo, preñado de violencia simbólica, que tanto se denostaba, ese “me tiraría”, esa cierta brutalidad propia de lo masculino en el enfoque, por la que es solo uno el que lleva las riendas de la situación sexual y que incluye la abierta cosificación del Otro. Observemos también el notable peldaño obtenido ahora en la carrera: si el súmmum de la transgresión en este terreno era el desaforado grito colectivo de las chicas al guaperas de turno ¡SANDOKÁN, CAPULLO, QUEREMOS UN HIJO TUYO! , en el que aún latía cierto instinto maternal en la explosión dionisíaca, aquí estamos ante el individual y responsable –en primera persona firmado- clamor por la pura pulsión sexual sin el más mínimo complemento que la adorne.
   Por último la concreta designación ¡profesional! , gremial, del objeto del deseo (minero, albañil) envuelve un más insondable misterio aún, no se sabe bien si de resabios clasistas o solidarios hacia los mismos. Imagínese que un gañán propalase algo como “me tiraría ahora mismo a una secretaria o a una telefonista”, qué no pensaríamos de él. En fin, que leí yo el tuit y quedéme del todo intrigado.



Post/post:gracias a  Juante, a Lola, a Winnie0, a Zorrete Robert, a Anónimo, a CLAVE y a Sonja por completar mi post con su reflexión, por bloggear ayer a mi lado, GRACIAS.

sábado, 10 de marzo de 2012

Ni se te ocurra leer esto, lo lamentarás

       
   Nos cachondeamos mucho cuando Victoria Adams, esa chica picante y triunfante, alardeó hace poco de no haber leído un solo libro en su vida. ¿Libros hoy, dices? Como Objeto de ostentación que predique de ti que estás en la onda, si acaso. Bajemos un peldaño: los periódicos impresos son ya cadáveres asistidos. ¿Los digitales se leen? Se miran, que es distinto. Y dentro de los digitales, o en los blogs, ¿al menos los artículos que interesan se leen? Se sabe ya que NO, que NO se leen. Antes al menos se leían en diagonal. Ya ni eso. Los textos ahora no se leen, se escanean con la mirada, es decir, un somero barrido de dos/tres segundos que a nada conduce, que nada produce, que a nada induce; menor atención incluso que la que se dedica a un tweet, que es… eso, dust in the wind. Victoria Adams, claro, tenía razón. La Historia no es que la absolverá, es que la señalará como una de las Estatuas a reverenciar en estos tiempos.

   Es entonces, al comprender cabalmente estas cosas, cuando te asalta la tentación de, desnudo de todo equipaje, adentrarte en el mar espurio del Twitter y lentamente, hacia el fondo de esas aguas returbias, de esa Torre de Babel sumergida en las ciberesféricas aguas, como terroncito en oscurísimo café, disolverte. Sólo el enfermizo Narcisismo –que ha de ser el colmo del desquicie de los psicólogos eso de tener delante un tarambanas paciente de… ¡narcisismo de un blog que siguen cuatro héroes!-  en el último momento lo impide… at the moment.    

martes, 1 de marzo de 2011

Buenafuente insulta en Twitter, luego existe


    
     Para mí que la auténtica Máquina de la Verdad está resultando ser el Twitter este. En contra de lo que se dice, es ahí donde, relajadotes y en su salsa, sin el careto hipócrita de las buenas formas requeridas en la Alta Sociedad para amachambrarse el pastón que ellos se levantan, sin presión alguna para despacharse a sus anchas, los próceres de la Izquierdorra se muestran tal como son. A través del Twitter, ese suero de la verdad cibernética, ese polígrafo que no miente, enseñan la patita de su más auténtica  naturaleza. La consideración que las personas les merecen, la finura humanística de su caletre, por ejemplo.
    
     Primero fue el gran Comunicador de La Noria. Una seguidora de su twitter, ante una crítica de Jordi G a un presentador de Intereconomía, le comentó: “Y que esto lo diga uno que trabaja en la telebasura de Telecinco es para descojonarse”. Terrible imprecación ante la que el gran Comunicador se disparó con un argumento de calado: “Telebasura tu puta madre, guapa”. No se cortó un pelo luego él mismo de por todo lo alto en su estelar programa televisivo abundar en el asunto y disculparse con un tan definitivo como elocuente “la cagué, y punto”.
    
     Ahora es Andreu B el que se sube a la pútrida Noria del Reinado de la Mugre triunfante. Colgó él en su twitter un enlace a una página contra el maltrato a los animales. Bien. Uno de sus seguidores le escribió: “Libia en plena guerra y la preocupación de Buenafuente y otros es el maltrato animal”. Entonces vino la demoledora respuesta del genial show-man de los Goya (cualquiera le pregunta al Señor cuánto le han soltado por la gala): “Tú eres un gilipollas”.  Se puede pensar, a ver, coño,  todos metemos la pata alguna vez, es la cosa del momento, seguro que luego se arrepentiría del insulto soez. Pero no. En otro post recreóse el ingenioso show-man en la suerte: “Yo, aquí, digo lo que pienso (o sea, por si alguien tenía alguna duda, es que así “piensa”él, ése y no otro es su pensamiento, el fruto acabado de su inteligencia)… La buena gente es cojonuda y enriquecedora (claro, claro, la metáfora testicular aplicada a la gente “buena” que no falte en el magín de la Izquierdorra, y lo del enriquecimiento, vistos los contratos que el Señor gasta, indudable)… A los gilipollas hay que decírselo. Y a lo nuestro (¿queríamos caldo?, toma dos buenos tazos, y que les den, nosotros a lo que nos es propio a la “buena” gente que somos, y vale ya).
    
     Llama sobremanera la atención en ambos casos la medida y certera contención con la que los anónimos seguidores –que son Nada- se atreven a criticar a las grandiosas estrellas mediáticas, sin siquiera el rencor explicable en quien nada es, y la incalificable vulgaridad faltona con que quienes TODO lo son y TODO lo tienen ultrajan y escupen a las insignificantes hormiguitas que osan ponerles el espejo delante. Es como si además de estar forrados y atrincherados sobre los mimos de su privilegio plutócrata recabaran además para sí las prerrogativas del hooligan más zoquete, en una inversión de valores propia de déspotas absolutistas. Ese es el alto ejemplo moral y el modelo de comportamiento que los más reconocidos líderes de opinión transmiten a la sociedad, y por ello deberán alguna vez ser juzgados. No extrañe luego que los estratos bajos de la sociedad reproduzcan semejante “talante”. No extrañe luego que vivamos en una realidad tan crecientemente asocial y violenta.
    
     Recordemos que aquí reseñamos también hace poco los términos exactos en que Don Fernando Trueba se manifestaba con pose de grave pensador en una renombrada entrevista antes de ganar su penúltimo Goya: su dictamen sobre el cine español es que era éste… eso justamente, “un montón de mierda”, y el acceso que hay en Cuba a la educación parecíale a él… eso, “cojonudo”, que hablando de educación de la buena, no hay mejor epíteto posible a aplicar. Por no hablar de Vigalondo, Milá, Sardá, Jorge Javier Vázquez, Wyoming, Chiquilicuatre, Maria Antonia Iglesias y demás granadas prendas de la cultura y la prosperidad.
    
     Es por tanto este reaccionario lenguaje escatológico más que mera casualidad: es signo de estos tiempos que los triunfantes potentados de la Izquierdorra por tierra, mar y aire difunden, reflejándose de una parte, y proponiendo un muy concreto modelo de infraciudadano de otro. De qué tienen la cabeza repleta esta tropa tan guay. “Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”, que decía Wittgenstein. A ver quien es el guapo que recuerda hoy esto. Pásalo, please.