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miércoles, 9 de mayo de 2012

Sí, como a Guardiola, como a Mou, mantear a Zapatero


     
    Es de consuno el Mundo muy cruel en su descarriado devenir, y no siempre se agasaja al Mérito como en estricta Justicia éste mereciera, pues ya me dirás, lector, si es tan extraordinario el valor que sobre sí atesoran personajes como Guardiola o Mouriño para, con el millonario presupuesto y el plantel de lujo con que de entrada ya cuentan, conseguir este o aquel entorchado y verse después en volandas de orgiástica apoteosis por los aires celebrados.
   Dime, lector, si objetivamente no encierra mucha mayor valía, y digna entonces del mayor aprecio, la meteórica trayectoria del ex -presidente Zapatero, que, tras reconocerse él mismo del todo lego en los económicos saberes –hasta el punto de que uno de sus cuates, sin duda apiadado de su nescencia, ofreciósele a en dos tardes propinarle un par de lijes sobre el asunto que al menos hiciesen pasar desapercibida su ignorancia- ha terminado, siete años después, como en una parábola bíblica, primero,  impartiendo golosas conferencias sobre la crisis, y ahora, poniendo bajo su solemne firma y a luz de potente imprenta un tomo de fábrica propia sobre la económica disciplina. ¿Es o no excepcional el Talento en él tan bien aprovechado?
   Y descolla en su caso sobremanera la sorprendente valentía con que en tan pantanoso manglar de rigurosos saberes se interna, pues más cabía esperar de su vibrante talante un librito de apasionados versos, el fruto de su indomable temperamento poético, del que ya bajo su presidencia legó espléndidos frutos que la Posteridad aquilatará sin duda como merece. ¡Reconoció él mismo en el prólogo de un libro de El Mundo haber una vez “enfermado de Borges”, de tanto como frecuentaba con devoción esa literatura. Pero abrirse de capa… ¡con un tocho sobre Economía! , dime lector, si no es menester rendirse ante ese genio, y ante ese ingenio que como los senderos borgeanos se bifurcan hacia muy renacentistas potencialidades. ¡Me hizo recordar el envite al inolvidable Little Carmona, aquel fáustico Titán de todas las sabidurías! (y qué habrá sido de él, ¿lo recuerdas, lector mío, post del 6-Junio-2011, que no sé si emprenderle otra pesquisa sobre su entonces anunciada novela en Planeta o mejor en paz dejarlo al hombre).
    Pues sí, a despecho de lo que ladren sus acérrimos debeladores  -que es que no saben vivir sin él- encuentro yo de mucho encomio la aventura libresca que emprende ahora el intrépido Zapatero. Pudo él acaso errar en los “dos/tres años”  que le restaban a la española para disputar la Champion Li de las mundiales economías, pero es muy posible que a cambio, tal es el fulgor de su visión prometeica, su tomo desbanque al mismo de Samuelson en las mejores universidades del planeta Tierra… que pertenece, sí, graciosetes adversarios, al Viento.
   Por todo ello, cuán más equitativo hubieran resultado las cosas si, al conocerse la buena nueva de su económico libro, la cohorte de sus antiguos ministros, con Rubalcaba al frente, aprovechando el final de una protocolaria sesión del Consejo de Estado, con los ropajes togados atalajado, así de gentil y enmedallado, como a Guardiola, como a Mouriño, más alto incluso que a ellos, a los Vientos en señal de veneración hubieran volteado, dejando también espacio a sus aéreas pingaletas de dedos en uve remarcando el Triunfo. Oh, esos vuelos descabalados del satén, la copa ancha de esas mangas ribeteadas en púrpura, ese vaivén loco de entretelas y plastrón, el bamboleo de las preseas sobre el grácil cuerpo Doncel, imperial y pelele a la vez sobre los aires, qué  necesaria escena habría  resultado. 


Post/post: gracias a Cesar, a Javir, a Winnie0 por no dejarme ayer bloggeando a solas en el cibernético mundo, GRACIAS 

martes, 8 de mayo de 2012

Gracia y misterio del manteo


   

    Mantean a Guardiola, mantean a Mouriño, mantean a los novios, mantean hoy en cualquier gañanada que se precie al Sursum Corda si se tercia. Supongo que antes que yo lo habrá seguro dicho ya Punset, pero resulta  harto curiosa la evolución del rito y costumbre del manteo: de ser una ordalía iniciática  de oscuro significado sexual en muchas culturas primitivas (Mircea Elíade) que señalaba el paso de la infancia a la madurez, a sádico castigo colectivo destinado a quien se consideraba merecedor de ello (el más célebre el que en el Quijote unos chuscos propinan al infeliz Sancho Panza), en cuyo transcurso el manteado una y otra vez daba con sus huesos contra el suelo tras ser impulsado a las alturas desde una manta, hasta llegar a la apoteosis orgiástica y festiva que parece designar hoy el manteo.
   Si hasta hace bien poco la iniciativa del festivo manteo parecía surgir a trasmano de la súbita voluntad bromista de los patanescos pupilos, incontenibles en su despendole, que el manteado sentíase obligado a de mala gana “aceptar”, pareciera que es hoy el manteo obligada prueba de la verdadera euforia de una celebración, en cuya cima el manteado de propina complácese en ofrecer muy airosas poses de triunfo, ingrávido e imperial sobre los aires que le elevan. Si no te mantean los tuyos, es que, lector, eres menos que un bloguero globero.
   
    ¿Qué transparente éxtasis otorga este controlado y festivo manteo de ahora a sus beneficiarios? El de, en el momento del Triunfo, liberar las tensiones acumuladas, por supuesto. Ese desmadejamiento de los miembros arrojados hacia arriba para caer en la blandura de un tálamo de brazos afines procura la momentánea ilusión… ¡de ser pelele!, es decir, de NO ser, de abandonar el peso del cuerpo y la opresora cárcel de la personalidad, que porfía siempre por mantener la compostura y reprimir el instinto.
    Ofrecen los pupilos el cuerpo del homenajeado a las alturas, y vive éste así esa ilusión de ascenso hasta alcanzar casi los propios caracteres de las divinidades, que precisamente moran en los cielos. Cae el Triunfador luego, es verdad, pero lo hace en blando, y de nuevo se ve impulsado hacia arriba, como en una vicaria experiencia de muerte y resurrección continuas.
   
    Al cabo, ese Cuerpo Primordial, objeto de Deseo, que se ve zarandeado y hacia todas partes revuelto, a merced por completo del impulso desatado de los raciales guerreros que desde abajo le jalean y acometen, ¿no recrea de alguna manera una suerte de violación simbólica que el Elegido, núbil doncella ahora, masoquistamente disfrutara? ¿El manteo jubiloso como una especie de consentida violación en grupo, entonces? Uff, mejor que este espinoso intríngulis nos lo aclare Punset. Que yo ya, lector, paso. 



Post/post: gracias a Mónica, a Juan Carlos, a Winnie0, a Trecce, a MAMUMA por bloguear ayer conmigo, por hacer más rico rico este blog, GRACIAS .