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viernes, 31 de enero de 2014

Gadaffi, los Fiestorros del Chivo



   Dice la BBC que Gadaffi, aquel hombre, aquel modelo de alta impostura, era un violador en serie y en serio, que se violaba a todo lo que se movía, vamos. “Cientos, posiblemente miles de adolescentes fueron golpeadas, violadas y forzadas a convertirse en esclavas sexuales" durante los 42 años del Gadaffato (a lo Mao, ese otro gran Benefactor de la clase obrera). Que “muchas fueron secuestradas y mantenidas presas durante años en un escondite diseñado especialmente” (en fulminante paralelismo con los modernos psicópatas del común, como en un guión almodovariano también).
   
   Que para “educarlas”, las forzaban a ver “pornografía” (como en La naranja mecánica sólo que al revés, en una suerte siniestra de educación acelerada hacia el placer… a la fuerza). Que el mecanismo de Muamar era siempre el mismo: “Las invitaba a conferencias. Allí elegía, a veces menores”. Ponía el Gran Líder la mano sobre esa elegida cabeza. “Luego sus guardaespaldas se encargaban de secuestrarlas. Las chicas eran violadas por primera vez por el dictador y luego las pasaba, como objetos usados, (como falsa moneda, como en las guerras atroces) a uno de sus hijos o a responsables de alto rango”.
     
   ¿Qué pensar de todo este cúmulo de bestiales delicatessen  gadaffinas? Es indiscutible la cohorte de libias amazonas que en los viajes a Gadaffi acompañaban, y de las que éste en la célebre jaima alardeaba, pero de ahí a esta sodoma y gomorra maoísta, que ni el violador del estilete, el del chándal y el del Ensanche en una persona juntos… Casi mejor, para no darse a la desesperación, pensar que es todo falso, que con embustes tan tremebundos quieren así los nuevos jerarcas libios impedir cualquier resurgimiento de los gadaffinos, ellos tan finos,  por más que cuente la BBC con cierta credibilidad narradora, por más que las hechuras del Figura, tanto a barlovento como a sotavento, las hagan también verosímiles.
   
   Oh, Gadaffi, Gadaffi, cómo en su momento nos vendían algunos lo mucho que su Pueblo lo veneraba, cuántos cantamañanas durante tantos años quisieron vendernos la burra letal de la para ellos querida presencia gadaffona como ilustre  anti- capitalista liberador de los Pueblos, escritor sublime del Libro verde (tan verde) de la Yamahiría, que acabó, por antiyihadista, acribillado y despedazado a manos de la revuelta.
   (Y elevo desde que lo supe, lector, altas preces a Alá, porque el furor gadalffino ni un pelo a mi admirada Condolezza Rice, declarado objeto del deseo del simiesco Libio,  alcanzara).







LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm, cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)

lunes, 29 de agosto de 2011

Gadaffi, aparta tus sucias manos de Condoleezza (Poessía diez)


Gadaffón, pedazo de bribón,
Aparta tus sucias manos de Condoleezza
Que es ella sólo mi negra Alteza
Que es ella mi morenísima divinidad
Olvida para siempre a mi más secreta beldad
No me seas, Muamar, por Alá tan julandrón.

Si te sobran vírgenes amazonas de garrafón
Rabiosas por morirse  ante tu look.
Que la vi yo mucho antes que tú
Mientras te  probabas el último canesú
Mientras fusilabas hasta en Uagadugú
Que es lo tuyo ametrallar libios sin contrición.

Ya entonces yo me postraba
Ante el escándalo de esa belleza
Ya mi fiebre las pantallas incendiaba
Ante la diáfana distinción de su fineza
Ya medio en sueños por lo bajo yo clamaba
Tras la dulce hermosura de Condoleezza.

Esa boca, con alas de tiramisú
Esos hoyitos, nidos de paspartú
Esa sonrisa como el más bello tul
Qué puedes de eso enseñarme tú

Fashion matarife de ocasión
Déjame a Condoleezza en paz
Dale la manita si quieres tú
Adefesio del Tumbuctú
A la pila de los esqueletos de tu ambición
No manches más con  aliento agraz
El recóndito vuelo de mi ilusión.


Qué sabes tú,
Haragán de la jaima chusca,
Pelandrusco del lambrusco
De esos dientes en hilera
Que son ringlera celestial,
De la música y del piano
Que le brotan a la vuelta de las manos,
Del agua en fulgor manantial   
Que le bruñe los ojos de negro,
De la finura en la linea de esos labios,
Delicados y rossos como un buen sueño.

Dime Gadaffón, sátrapa en camisón,
Déspota estilado por Christian Dior
De esa frente que es ubérrimo edén
De esa piel que es tenue melocotón
Del súmmum de esa serenísima belleza
Que puedes enseñarme tú.                      
                                                                                

(Post-post: tenía yo pensado, lector mío, tras la dudosa poesía de mi Contra Tiempo, escribirte y escribirme una extensa página que en prosa ilustrara con una parábola cinemascopera un poco esta misma tabarra del Tiempo que me traigo, acaso por ver si, al abundar uno en lo mismo, el rigor de Cronos,  aunque sólo por aburrimiento fuera, en algo amainara, o al menos que así nos lo pareciera. Eso había yo planeado, pero de golpe, la sierpe tentadora de la actualidad –al cabo es uno una mezcla mal acabada de periodista, politólogo, ensayista de variedades y cuentista del monte del olvido con ínfulas además de poetastro, es decir, como las malas pizzas, un surtido de todo y de nada- me ofreció la manzana que traía dentro las pruebas de la presunta obsesión de Gadaffi por la Rice. Y como un panoli la mordí.
      Me daba rabia, porque es que a la Rice creía ser yo el único en el mundo que la amaba, y verme coincidiendo en miraditas con Gadaffi hinchábame hasta el colmo las narices.  Más que probar la manzana del pecado fue como si una especie de abducción extraña me invadiera el ánimo, y como tenía aún por la cabeza resonándome la averiada música de la mía poesía, igual que los poetas románticos de cuando Bécquer, me dije, José Antonio, no es ya tu voluntad libre la que desbarra, es tu despecho, tu despecho y esa endemoniada posesión mesmérica por la noticia gadaffina de Condoleezza que te habita los que te empujan a escribir, para sólo así poder de ti todo eso arrojarlo. Le eligen a uno según que demonios, eso es todo.
      Visto con calma el resultado, ahora si que estoy ya del todo poseido por las brujas de las dudas. Ya comprendo que alguna leche me ha de caer por esta osadía de hoy, y que alguno huirá despavorido de mi mediocre jaima, mascullando para sus adentros pestes de mi facciosa herejía. Bueno, me liberé al cabo. Luego dicen que la poesía es cara. Si no manda uno en su triste blog, si no manda uno ni en el pañuelo de su fracaso, sería para ya escribir y no echar gota. Sabemos lo que pasa. Como dijo el otro, nadie es perfecto. Pues eso)     





sábado, 26 de marzo de 2011

La Odisea del Amanecer según Zetapé

    

     Huy, un poco más y los cerebros obamitas del Pentágono le ponen al bombardeo sobre Libia el poético nombre de Viento del Amanecer, en cumplido homenaje al célebre Discurso del Viento zetapeico que tanto hizo estremecerse –más, mucho más que el maremoto japonés, más, mucho más que las bombas que tiran estos poéticos fanfarrones- al orbe entero. Es fantástico: llegó Obama al Poder y hasta la prensa de la Derechona a toda plana es que se derritió: COMIENZA UNA NUEVA ERA. Un Apocalipsis del Bien se desataba de su mano, si es que no lo mataban antes, que ya andaba entonces la extrema derecha en ello, según nos aseguraban, como anda ahora en liquidar a Rubalcaba, que vendría a ser un Obama paliducho y calvorota, le voilá, la paloma y el faisán. ¿Qué podemos nosotros hacer por Obama? se interrogaba, atrito y contrito, Zetapé.
    
     Tanto subió la imparable Marea del Bien que incluso pajinianas zahoríes nos auguraron nunca vistos prodigios planetarios. Otro pajiniano, sin duda algo menos espiritual, tradujo en carne la beatífica visión: era un turbión de democráticos ORGASMOS lo que ahora nos sobrevendría. Uno al menos de inmediato se cumplió: Ministro de Defensa hubo que, por no quedarse atrás él en nada, arrastrando bien cachazudo jotas y merengues y hasta pringosas mieles tras de sí, aseguró que prefería morir él antes que matar, como rápidamente demostró con hechos en el caso de las florecientes joyerías de su señora esposa y de su no menos próspero hipódromo. Qué menos que hacerle entonces la Tercera persona en rango protocolario del país. Acaso el Rey de España tenga ya en el caletre el nobiliario título que mejor le cuadre al merengoso Señor en su retiro: el Duque Bonito.
    
     Multiplicó luego Obama la guerra heredada de Afganistán y ante él si se cuadró de inmediato Zetapé, triplicando nuestros efectivos allí, los mismos que habían sido antes, según rezaba el panfleto reivindicativo, una de las dos causas del terrible 11-M, aunque, oh prodigio, no tuvo Zetapé otro 11-M sobre él. Bien es verdad que en la guerra afghana descubriríamos luego, sobrecogidos todos, un nuevo milagro: los bombardeos obamitas no causaban nunca daños colaterales, vamos, que no desventraban niñas y ancianas como hacían siempre los de Bush. Contagiado de benéfica taumaturgia, aseguró entonces Zetapé que dudaba mucho él de que las armas por su gobierno vendidas pudiesen matar a alguien, como lo oyes, compay. Nada más natural entonces que el estruendoso silencio de la Ceja Nostra ante la cosa afgana, pues, si muy alto y heroico había bramado ella su NO A LA GUERRA, bien sabido es que guerras, lo que se dice guerras,  hubo sólo UNA en la Historia de la Humanidad.
    
     “Mi ansia infinita de paz…el Poder no me va a cambiar”, blasonaba de sí, con dejes de cantante-protesta malherido, ante el populusque hispaniarum Imperator Zetapé en el instante mismo de subirse al machito. Y dijo en eso gran verdad, pues acaso los tintes orwellianos que ya antes le adornaban los aladares, en todo caso, con los resortes capilares que proporciona de suyo el Poder, hánse sólo acentuado. Frente a la realidad, frente a la verdad, la medida de mi Poder para imponerte mi mentira por tierra, mar y aire. Así: el Ministerio de la Igualdad, la Educación para la Ciudadanía, la Alianza de las Civilizaciones, La ley del Desarrollo Sostenible y demás estupefacientes aidadas. Crisis, queda prohibido decirlo; Guerra ¿nosotros? ¡imposible!: lo nuestro es… intervención humanitaria a base de bombas contra el Genocida… al que no hay mandato para derrocar, porque lo digo yo, porque sí, porque lo dice Sarkozy.
    
     Es que es ésta una guerra, perdón Mr Rubalcaba, una intervención legal, proclaman. Y se quedan tan anchos, tan muelles en su limpia conciencia de insobornables benefactores de la Humanidad. Y como es legal, los acribillados por las bombas lo son legalmente, claro, tanto que casi ni lo son. Es que hay mandato del Consejo de las Naciones Unidas, arguyen, cómo si fuera ésta una vitola de lesa humanidad y de suma justicia que hasta resucitara los cuerpos achicharrados. En uno de esos paralelismos que la Historia, como farsa y como tragedia entremezcladas, se complace en ofrecernos, resúltase que Genocida Gadaffi presidió la Comisión de Derechos Humanos de la muy legal ONU, a la manera en que Josu Ternera, el cerebro de la hecatombe de Vich, presidió idéntica comisión en el Parlamento Vasco, que hay que verlo por escrito y pellizcarse luego para creerlo. No puede descartarse, pues, que, por mor de la Alianza de las Civilizaciones y de las ansias esas de paz, al igual que hizo con don Evo, vaya al cabo la señorita Trini J a acercarle a la vera de la jaima uno de los míticos jamones suyos a Muamar, una vez humanitariamente bombardeado.
     Le preguntaba la otra mañana una gran comunicadora de la radio a un militante del PSOE con cien años ya vividos que en qué consistía para él el ser de izquierdas. Rápido le contestó el centenario, como el que recita un catecismo bien aprendido: “en ser una persona decente y en ponerme al servicio de la Humanidad”. ¡Zape!, pensé entonces yo: la viva estampa de Zetapé, más el Viento y la Odisea del amanecer libio que por doquiera van con él .  

   

jueves, 24 de marzo de 2011

Los Cincuenta de Fukushima

    
    
      Ahora que, aunque sea todavía con los dedos cruzados, parece que podemos respirar más tranquilos todos, ahora que parece ya librada y con victoria la batalla vuestra en las entrañas mismas del monstruo más voraz que pueda imaginarse, ahora que en el silencio del anonimato –no conocemos ni uno sólo de vuestros rostros- habéis conocido el triunfo en una epopeya escrita con las letras altas de un coraje que no cabe en sitio alguno, que debiera ser inolvidable para siempre en el mundo entero, y antes de que el tigre histérico de la actualidad se cebe sobre gadaffianos endriagos, permitid que al menos este diminuto bloguero, desde el lúgubre ventanuco de su covacha en los confines de Europa, incline la cabeza monda y lironda ante vosotros y os rinda verdadera pleitesía, la que se debe a unos auténticos héroes que sin dudarlo expusieron sus vidas para salvar las de sus compatriotas, entre ellos la de una dulce japonesita que según el sanblogger soporta conmigo –unida esa mano a la de todos los que me leen- la vela pobre de este blog.
    
     Retemblaron las Tierras de Extremo Oriente con violencia inusitada, revolviéronse contra todo las aguas profundas del mar del Japón con un furor desconocido, arrastrando en su estrago criminal vidas y cosas hasta hacer de ellas incontables y catastróficas escombreras. Se hizo trizas ante nuestros ojos un mundo entero armónico y bien trabado. Por si todo fuera poco las centrales nucleares, esas ingenierías humanas tan fabulosas cuanto riesgosas, y en su grado máximo concentradas ambas dimensiones, desarboladas por maremoto tan horrible, exhalaron de pronto su urgente amenaza apocalíptica. De forma tan extrema llamó el Destino a vuestra puerta, en manera tan exacerbada convocó el Hado el reclamo de vuestro arrojo: simples hombres contra… ¿contra qué?... contra una gigantesca maquinaria infernal y devastada a punto de reventar y de reventarlo todo con ella, contra el frankesteiniano dragón inmenso de alientos criminales.
    
     Cómo no ponderar el cuajo de vuestra templanza para adentraros con desprecio del miedo y de la propia vida en esas horribles fauces, en el mismo corazón de las tinieblas radiactivas, salpicados por los venenosos humores borboteantes de la Bestia inclemente y sulfurosa,  ser capaz de mirarle a los mismos ojos a la Bestia desatada en su cueva , en aquel paraje humeante, con las trazas de la peor pesadilla de ciencia ficción de golpe hecha realidad y que en cualquier momento podía explotar, el horror conradiano hecho realidad en esa colosal nave que expedía vaharadas de muerte lenta también, cómo no celebrar valentía tanta.
     Es seguro que hay entre vosotros de todo, porque no se dan, por mucho que se parezcan como gotas de agua, dos personas iguales: hay entre vosotros, seguro, héroes heroicos, por así decirlo, de esos que gastan porte y lámina de homéricos titanes, de Aquiles, Ulises, Agamenones, Ajaxes homéricos de ojos rasgados –quién fuera ahora el genial bardo ciego que pudiera cantaros como merecéis- en esta otra guerra de Troya. Pero habrá también entre vuestro grupo, hombres y mujeres, personas de muy distintos humores: calladas, hurañas, juerguistas, despistadas, nerviosas, perfeccionistas, ansiosas, temerarias, misántropos, extrovertidas, en fin, la variedad de temperamentos que dánse entre los hombres, galvanizados todos por una común decisión ciega y rotunda de aplacar los vagidos reactores de la Bestia.
    
     Me gustaría saber vuestros nombres japoneses y aprendérmelos de corrido, para a la inversa que los esquimales, que conocen ellos cincuenta vocablos diferentes para nombrar la nieve, tener yo uno  muy largo, cincuenta jirones fundidos en uno solo, bufanda fukushima tejida con los retazos de vuestros nombres, con el que significar a mis amigos el supercalifragilístico de la entrega y la abnegación totales, y entendernos de sobra así. Qué profunda ironía  guarda el hecho de que trataba sobre todo vuestra intrépida misión dentro de la cibernética central atómica en humos en transportar el agua fría que apaciguara las bocanadas mortíferas de la Bestia, en llevar el mismo hilo cristalino del líquido esencial que a otra escala me pedía, que nos pedía, aquí Javir ayer mismo para no hacer el Bestia.
    
     Ahora que habéis en gran medida bordado una hazaña enorme,  destinada a perdurar en los libros de Historia junto a las gestas más nobles y serias de la Humanidad, no me parecería del todo mal que los más bromistas de entre vosotros, al estilo de los cinematográficos Cazafantasmas ataviados, le arreárais unos cuantos manguerazos en todo el jeto al impresentable comisario Oettinger, ese cretino indigno, que sembró el pánico con sus baladronadas, -o mejor, meterle el pescuezo un rato en el núcleo vivo de la central-, al gobierno francés que acusó en falso, a la voluble frau Merkel que pensó sólo en elecciones y no confió tampoco en vuestro gesto supremo. Y ya de paso, si pudiérais también, oh, mis Cincuenta de Fukushima endiñarle un manguerazo más en todo el morro a Gadaffón, esa otra bestia parla, y ensoparle hasta hacerle tiritar los huesos sobre los modelitos radiactivos que él se gasta.
     Hacedlo, hacedlo, tomaros ese mínimo desquite, venerables japas de Fukushima, y bendita sea vuestra estirpe indomable, que mi corazón, henchido de gozo, bombea hoy sangre agradecida, sin miedo alguno a la grandilocuencia -¿para cuándo si no ésta? ¿acaso para hacerle la ola a Rubalcaba, ese héroe?- al compás de los vuestros. Que la Vida, después vuestro legado, es algo más que una pe eme. Y konichiguá, of course.
             
       

viernes, 25 de febrero de 2011

Gadaffi: Fidel Castro te ama, que lo sepas

    

    
     Muamar, esa cosa viscosa, ametralla y bombardea desde aviones y helicópteros militares a su bienamado “Pueblo” libio. Incita a los suyos, como los sanguinarios líderes hutus, poseído de un mismo odio aniquilador, a exterminar a las “ratas” que se le oponen.  Aupado al Poder criminal a través de un golpe militar, la satrapía gadafiana remóntase desde 1969 hasta el hoy. 42 años ya.  Escribió un famoso Libro Verde, en el que se las apañaba el muy hijode para cohonestar marxismo e islam. ¡Cuántos en el año del 23-F, que ayer evocábamos, nos lo ponían aquí entonces, y aún durante mucho tiempo después, como modelo! Despertaba furores Muammar a su paso entre quienes aborrecen las sociedades abiertas. Fue Reagan quien le dio a probar su propia medicina. Se alineó en los minutos de la basura luego Muamar, por salvar el bigote, con Occidente: persiguió a los islamistas, dejó de financiar el terrorismo internacional, olvidó sus apocalípticas bravatas antioccidentales. Se acomodó sin escrúpulo alguno entre las penosas contradicciones de la realpolitik. Con Felipe G, con Ansar, con Zp, de la manita con todos ellos nos brindó estrepitosos posados. Modelitos para armar de Muamar, que en el camino perdió una eme, la eme de la misericordia. Consta que a Ansar le regaló y todo un hermoso caballo blanco, el mismo de Viva Zapata, el de Missing, el de tantas películas sobre tiranos, que la Naturaleza burra, lo veíamos antesdeayer, complácese en remedar al arte. ¿No podría mejor Ánsar pasarle el equino gadafino  a Bono, untoso gerifalte del socialismo hípico?
    
     Y cuando el mundo entero clama contra los bombardeos y las ametralladuras de los mercenarios de Muamar contra su amado Pueblo libio, comparece en su defensa, habráse visto una vez borrico viejo más fiel,  el gran Fidel: “… no imagino al dirigente libio –…el principal de la Revolución libia…- abandonando el país, eludiendo las responsabilidades que se le imputan…el gobierno de EE UU no vacilará en dar a la OTAN la orden de invadir ese rico país… la peor injusticia en este instante sería guardar silencio ante el crimen que la OTAN se prepara a cometer contra el pueblo libio”, ha escrito el Tiranosaurus Rex, en el machito déspota él desde ¡1959!, diez años más que Muamar, que hasta en lo de las satrapías hay quinquenios, tócate los Castrones.  Ese es el balance sumario que de la situación hace Fidel.
    
     Tan extraordinaria compasión por los seres humanos como la que late en las lineas castristas no ha de ser óbice para que la legión de seguidores que por aquí pululan, ahora que se cumple un año de la muerte en huelga de hambre en las mazmorras castristas de Orlando Zapata, mantenga incólume su honda admiración por Él. ¿Quién aprendió de quien? Qui lo sá, porque lo cierto y verdad es que Gadaffi in person concedió en 1998 el ¡Premio Gadaffi de los Derechos Humanos!, tócate otra vez los castrones, a Fidel Castro, naturalmente, “en aprecio de su historia de lucha”, que añadió de su mano Muammar en indubitable prueba de admiración. Claro que, como hace poco nos enseñó Fernando Trueba, ese fino pensador que no para de ganar Goyas, la de Gadaffi y la de Castro son, naturalmente, dictaduras de derechas, pues la Izquierda es que es genéticamente incapaz de sojuzgar a nadie, ¿me entiendes?, vamos, ni al mismísimo Franco que resucitara.
    
     Yo creo que, tal como gusta al Amor y a los amantes  redondear en círculos la calentura de la mutua pasión, en justa contraprestación debería Fidel en ectoplasma en próxima ocasión  agasajar a Muammar en ex-quijama galáctico con el próximo Premio Fidel Castro de los Derechos Humanos. Y Trueba que lo ruede.